Si continuamos nuestra ruta andando unos 20 metros nos encontramos con un muro donde tres artistas han dejado un trocito de ellos mismos.
Carin Stein es holandesa, pero lleva muchos años viviendo en Honduras. Desde que tiene uso de razón está pintando. “Con tres años ya tenía un pincel en la mano”, reconoce entre risas.
Su mural muestra la simbología de la cultura maya. “Hoy día tenemos problemas como la falta de recursos naturales, la corrupción, problemas políticos y sociales…Debemos entender que esta no es una buena forma para mejorar el mundo. Tenemos que aprender un poco de los mayas, aprender a cuidar el planeta”, confiesa la artista a Sevilla Actualidad.
Por ello, ha pintado a dos niños plantando un arbolito, “que simboliza el futuro, la esperanza… Si enseñamos a nuestros niños a respetar la naturaleza nos iría mucho mejor”, reconoce.
A su lado, el chileno Sergio Vergara rellena con colores vivos la pared, a la que nutre de ángeles, unicornios, mariposas…Intenta transmitir un mensaje de positividad.
“Hoy día la gente está muy preocupada por las guerras, la crisis…lo que yo intento reflejar es aportar alegría a los seres humanos. Creo que todos llevamos un niño dentro y lo que quiero es hacer un poco más feliz a la gente que pasee por este lugar”, cuenta.
Junto al mural de Sergio, Nena Sánchez, de Curaçao dibuja a tres mujeres de su tierra: “En mi país, las mujeres llevan cestas de frutas en la cabeza, pero en mi dibujo yo se las he sustituído por libros, encima de los cuales he colocado una bola del mundo”.
La artista pretende demostrar cómo, a través del conocimiento y la sabiduría, la mujer ha conseguido conquistar el mundo. Quiere transmitir un mensaje de la importancia que tiene el saber, ya que la cultura es la forma por la que los seres humanos pueden conocer y dominar el mundo.
Al lado de Nena, los andaluces Logan y El niño de las pinturas muestran a un niño con un chupete. En la cabeza de este bebé, un hombre parece que está plantando…A su derecha, un bosque, un pájaro y un colibrí, y abajo, el mapa del mundo, todo ello acompañado de un mensaje para reflexionar: “Somos parte de un camino con destino en cualquier lugar”.
Para terminar, avanzamos un poco y miramos hacia nuestra izquierda. Una chica de color trata de salvar el planeta. Se alza sobre un mundo lleno de contaminación y humo y levanta una ciudad asentada sobre un nido.
A su izquierda, un águila que parece que va a dañarla y a su derecha una paloma. En medio de ambos, un mensaje: “De cualquier manera vendrá el cambio. Podrá ser sangriento o podrá ser bello. Depende de nosotros”.
Lo que está claro es que estos artistas y sus murales han logrado transformar el barrio del Polígono San Pablo en un barrio muy singular, al que cada día se acercan más personas para apreciar los mensajes que han grabado para siempre en bloques y muros –aunque también en la mente de los que por allí pasean- 35 artistas internacionales.