Tarde de mantita y siesta, Netflix and chill. El cielo está nublado fuera y solo quiero ver algo para tener de fondo mientras me dejo llevar por los encantos del sueño de la tarde. Las diez películas más vistas; quizá una de estas esté bien y me haga el apaño. Sin saber lo que voy a ver, elijo la que lleva por título A través de mi ventana. Empieza y aparece su protagonista, Raquel, una niña de dieciséis o diecisiete años obsesionada con Ares, su vecino rico, misterioso y atractivo.
El sueño se esfuma y al final no me duermo: durante casi dos horas no quito ojo a esta historia adolescente al nivel de After o Cincuenta sombras de Grey y me quedo ahí, hecha una bola en el sofá y preguntándome qué estamos haciendo mal para que historias así sigan teniendo éxito una y otra vez.
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