El pasado sábado se presentó el cartel de la Semana Santa de Sevilla 2024. Salustiano García, artista autor de la obra, representó a Cristo de una forma atípica, más «limpia» y con un rostro más «actual». Sin embargo, no fue bien acogida por parte de la población sevillana, que durante el fin de semana ha incendiado las redes con comentarios de mal gusto e incluso homófobos. Tanto ha sido el calado de la obra, que se ha iniciado una recogida de firmas en Change.org para pedir la retirada del cartel por no representar «la Fe, los Valores Cristianos la tradición, y el fervor religioso de esta Ciudad», escribe Manuel Cano-Romero, propulsor de esta petición.

Por el momento se han recogido más de 8000 firmas de las 10.000 que se han establecido como objetivo inicial. La organización ultracatólica Instituto de Política Social ha sido una de las más críticas con el cartel de Salustiano. Según su presidente, Pablo Hertfelder García-Conde, se trata de un Cristo «sexualizado y amanerado» que «descontextualiza el verdadero significado de la Semana Santa».

La historia del cartel

Salustiano García presentó su obra junto a una carta en la que explicaba cada detalle de la misma. «Cuando me pidieron crear el cartel de la Semana Santa, estuve tentado de representar a Jesucristo yacente, pero esa idea la descarté pronto. Caí en la cuenta de que mi trabajo siempre se había posicionado del lado más sereno e iluminado de la vida», explica el artista. «Por eso, decidí que mi cuadro debía celebrar la parte luminosa», es decir, «la Resurrección». «Al hacerlo, de alguna manera me serviría para confirmar la resurrección de la memoria de mi hermano», cuenta.

El hermano de García murió cuando él tenía tan solo 12 años. Cuenta en una carta que su madre le pidió que entrase a verlo «en la habitación donde reposaba su cuerpo» para despedirse de él. «Yo estaba aterrado, pero cuando vi su cara y el gesto sereno de sus manos cruzadas sobre su pecho, me quedé estremecido. ¡Cómo un cuerpo yacente podía contener tanta belleza!», exclama. «Tenía barba de varios días, los párpados y los labios estaban separados apenas un milímetro. Parecía un Cristo, el Cristo más bello que jamás se haya representado en obra de arte alguna», prosigue.

«Mi Cristo luce joven y bello. Como una metáfora de pureza: así se ha mostrado a la Virgen María en la historia del arte, casi como una adolescente. Y bello porque, me remito a Platón, belleza y bondad son la misma cosa», manifiesta.

El artista cuenta que al ser designado como autor del cartel recibió muchos consejos. Entre tantos, le pidieron que «fuera fiel a mí mismo», pero a la vez «que representara tal cual a Virgen o Cristo». Sin embargo, la representación de una imagen sacra «se aleja mucho de mi estilo», matiza. «Necesitaba un modelo, un cuerpo real y vivo que me ayudase a reunir toda la emoción, la belleza y la contención que quería transmitir. Al final, la solución la tenía en casa: mi hijo Horacio», apunta García.

Además, las referencias a algunas hermandades de la ciudad también están presentes: «el paño del Cristo del Cachorro y las potencias del Cristo del Amor». «El amor de Cristo nos alimenta y redime, y ha sido el amor -el amor de padre, el del hijo y el del hermano- es el que me ha inspirado al crear esta obra, plena de sereno respeto y de un insaciable anhelo de resurrección en la eternidad», finaliza en su carta Salustiano García.

Reacción del artista a las críticas

El autor ha defendido su obra ante las controversias que ha suscitado, declarando que no es «ni revolucionario ni sucio». Para él, cualquier interpretación negativa proyecta la «suciedad interna» de quien la ve.

García aclara que su inspiración proviene de su familia, basándose en su hermano mayor fallecido y utilizando a su hijo como modelo. Subraya el respeto y amor absoluto con el que trató a ambos. Según él, las críticas negativas son resultado de la incultura y la falta de comprensión, y niega haber inventado elementos en su obra.

Ante aquellos que ven con negatividad su representación, García sugiere que puedan necesitar ayuda, enfatizando que su cuadro no tiene intenciones ofensivas. Aunque respeta todas las opiniones, recuerda que está arraigado en las tradiciones y la religión en la que creció. Finalmente, dirige un mensaje a los críticos, diciendo: «Estamos en 2024. Si aún encuentran algo extraño, les envío un besito».

Periodista. Comunicando y aprendiendo de todo a mi alrededor. Involucrada en el periodismo social.