Mantonera bordando uno de los mantoncillos. Rocío Reina

La Feria de Abril está a la vuelta de la esquina. We Love Flamenco y SIMOF son el preludio y ponen en la moda flamenca el foco de atención. Como dice la famosa sevillana «Ya Huele a Feria» y muchas de las flamencas que este año se visten para el Real buscan los mejores vestidos y complementos, como el mantoncillo de Cantillana.

Delola Callection es una marca cantillanera que con sus diseños originales, exuberantes, llenos de colores fuertes y vibrantes se ha hecho un hueco en la moda flamenca. Sus modelos hacen sentir emociones. Ninguno deja indiferente.

Esta es una de las empresas que está contribuyendo al auge del mantoncillo de Cantillana, que goza cada vez de más prestigio en el sector de la moda. El objetivo es «que perdure en el tiempo, que sea fresco, ligero y no se arrugue», explica Lola Martín, creadora de la marca.

Para conseguir un buen mantoncillo, en sus últimas colecciones como Dos Estelas en Abril están usando una tela de mezcla de seda Hindú con viscosa y modal. Es la combinación perfecta. No saca tramas, tiene mucha caída, un tacto sedoso muy suave y con un brillo bastante sutil. «Todas nuestras telas están fabricadas artesanalmente y posteriormente teñidas del mismo modo». Además, el secreto de Delola está en la materia prima que usa: calidad en los materiales, originalidad en los diseños, colorido y combinaciones de cada modelo.

Artesanía cantillanera

Esta forma artesana de hacer mantoncillos se hereda de abuela a hija y de hija a nieta. Generación tras generación. En esta marca las montoneras que flecan aprendieron entre los cuatro y seis años. Desde que un mantoncillo coge forma hasta que acaba pasan horas. Aun así se puede acelerar un poco este proceso con bordados industriales a máquina si el volumen de ventas es mayor. Una vez terminado este trabajo pasa a manos de mujeres como única herramienta para flecar. Aquí se tarda alrededor de unas tres horas. Se comienza en la bastilla haciendo un dobladillo al filo de la tela; seguido del urdido, donde se colocan los flecos. «Nosotros usamos uno de alta calidad, pues es seda de hilo de rayón y no se abren las puntas», explica Martín. Por último la mantonera comienza a realizar los diferentes nudos con los flecos creando diferentes tipos de enrejados.

Delola se está centrando en el diseño de borlón, poniendo el doble de flecos. Además, incluye dibujos como el de Esterilla. Otros de los diferentes enrejados que se han ido observando en el desarrollo de la moda de este accesorio son almendra, jazmín con periquito, almendrón con gusano y bombita. Muchos de estos diseños son nombres que componen la localidad de Cantillana, ya que es la cuna del mantón y una tradición.

La Casa del Mantón, un museo situado en el centro del pueblo, es un buen lugar para conocer los orígenes asiáticos del Mantón de Manila. Los diferentes tejidos, la seda teñida, las herramientas que se usan, su historia, el proceso al que se somete y conocer los elementos fundamentales que lo componen es algo que solo se puede conocer en este mágico lugar.

En las tendencias de este año, Delola adelanta que «se sigue con el lima, morados, malva y tonos naranjas. Nosotras vendemos muchísimo el color mandarina y melocotón, el fresón, azul ducado, jabonoso». Como novedad el gris y el oliva. Los clásicos de siempre son el crudo, negro y rojo. En temporada alta esta empresa factura miles de euros, pero Lola Martín aclara que «no es tanto en relación a la implicación, la responsabilidad y el tiempo».

Impacto económico

La alcaldesa de Cantillana, Rocío Campos Delgado, explica que «el impacto económico es considerable y al mismo tiempo difícil de calcular». En Cantilla hay firmas y empresas que se dedican no solo al mantón, sino a todo el sector de la moda flamenca, incluyendo trajes y complementos con presencia en las grandes pasarelas. Al margen de las grandes marcas, hay mujeres que hacen enrejado desde sus casas, para aportar un ingreso extra a la economía familiar.

Rocío Campos Delgado, alcaldesa de Cantillana, y Lola Martín, diseñadora. Rocío Reina

Existe en el sector y en el oficio una preocupación. Esta es la presencia cada vez mayor de importaciones de productos de menor calidad, procedentes de Asia. Nada tienen que ver con la artesanía y los diseños propios de Cantillana.

Para potenciar este oficio, diferentes marcas y diseñadores como Delola participan en varios eventos de moda flamenca en Sevilla, como SIMOF y We Love Flamenco. Además, también se muestran en otras ciudades de Andalucía, como en las pasarelas de Jerez. El Ayuntamiento apoya esta tradición aprovechando varios programas de empleo para la contratación de monitoras que enseñan la artesanía, con especial interés hacia las más jóvenes.

El objetivo de Campos Delgado es proteger esta tradición garantizando su calidad y origen. Los mantones son una seña más de Cantillana, un distintivo de este pueblo. «Queremos preservar este arte porque consideramos parte de nuestro patrimonio».