Imagen recurso de Londres / Unsplash
Imagen recurso de Londres / Unsplash

«Mayormente nublado. 4º en Londres», me anuncia mi móvil esta mañana.

¡Qué frío estará pasando el niño por ahí arriba, en UK!

Cuando cogí un vuelo para Londres, nos tocaron los asientos junto a la puerta de emergencia. Los letreros que indicaban cómo abrir la puerta, en caso necesario, estaban escritos en inglés. Enseguida, no más ocupar nuestros asientos, se nos acercó una azafata y nos dijo que debíamos cambiar nuestros asientos por otros. Nos explicó que no era porque fuéramos mayores sino porque no sabíamos inglés…

Aquí estamos hijo, pendientes del inglés. Somos un grupo de unas doce personas, casi todos sexagenarios –seniors para los bancos -que hemos tenido la oportunidad de estudiar. Entonces el idioma dominante era el francés, que aún recordamos bien. Pero lo del inglés, eso es ya una larga historia. ¡No conseguimos vencerlo! Además, que no nos hacían mucha gracia Los hijos de La Gran Bretaña. Queríamos entonces que nos devolvieran el Peñón. Y aún tenemos algunas esperanzas.

Sin embargo, a nuestros hijos los hemos llevado bien pronto a las academias para que mejoren su inglés, que ya recibían en el cole. Gracias a ello, hoy viajan por todo el mundo y se entienden con todos en esta lengua tan «trabajosa» para nosotros. Muchas veces nos preguntamos si hicimos bien o no en abrirles tantas ventanas. Ahora vemos cómo salieron a escape, como si fueran aire.

Aquí seguimos con prisas por aprender esta dichosa lengua. Ya no nos da tiempo a hacer una diplomatura. Así que tendremos que ir dando saltitos y aprender lo fundamental, para no tener que ir hablando con las manos. Porque, esa es otra, en Inglaterra, donde la mayoría de los camareros son estudiantes españoles, nadie nos entiende ni nos ayuda a defendernos, ni siquiera para pedir un café.

Algunas veces desistimos de nuestro empeño y pensamos como dice una compañera  «cuánto nos falta por saber». Yo le digo que mire mejor lo que ya hemos aprendido, que es mucho…pero ahí vamos, agotando la paciencia de nuestra maestra que ve que entre que no nos ponemos a estudiar y que casi todo se nos olvida, cada día parece que tenga que empezar desde el principio. ¡Menudo trabajo tiene con nosotros…! Otras veces decimos «¿Por qué no?» y empuñamos el móvil y nos ponemos a traducir cada texto o cada canción que nos ponen por delante.

Lo que queremos es que, la próxima vez que vayamos a veros podamos coger un tren o un autobús que nos lleve del aeropuerto a vuestra casa, para no verse una perdía en la ciudad. ¡Anda que son como nosotros, que enseguida que vemos a un guiri tratamos de ayudarles con la lengua!

Pero claro, no todo el mundo es igual. Eso es la que hay.

No pretendemos pronunciar igual que los ingleses, ni tampoco igual que los americanos, pero al menos hacernos entender. A ver si con estas «conversaciones» conseguimos chapurrear algo.

Ya decimos gracias –Thank you– y por favor –Please-, ¿Puede ayudarme? –Can you help me?– También comprendemos lo que dice el George Clooney cuando anuncia el café de monodosis «What else?» -¿qué más?-.

La verdad que nunca pensé que duraría más de un día en el grupo. Sin embargo, aquí sigo, una semana tras otra.

Estoy deseando ir a verte. Verás como ya me defiendo mejor, no quiero que el chófer del autobús se ría de mi cuando le enseñe tu dirección y le diga que me lleve a tu casa, o que me de un billete para todo el día cuando yo solo quería uno de ida y vuelta. Ni que me cobren dos veces la misma botella de agua al pagar con tarjeta en una máquina automática de esas modernas que hay en el aeropuerto, por no saber lo que dice la pantalla.

Cada uno de los que estamos aquí tiene su razón, una historia y un hijo o una hija fuera. Unos en Canadá, otros en Polonia, muchos en Londres o en Irlanda o en Bruselas.

Al menos nos consolamos con pensar que estudiar inglés ayudará a nuestra mente que viene ralentizándose cada vez más. O eso queremos creer. Aunque yo no dejo de darle vueltas a la cabeza y me digo:

¿No será peor el remedio que la enfermedad?

Como los ingleses hablan al revés…también deberán pensar igual.

Todas las tardes, cuando sale la prueba musical del Pasapalabras, intentamos traducir los títulos de las canciones y así ponemos nuestro inglés al día.

Este año hemos ido también al cine Europeo de Sevilla (SEFF)para ver las versiones originales, como venimos haciendo desde hace 20 años.

Mi amiga se ha apuntado a una academia para poder hablar con los camareros de su próximo crucero…

Todo nos parece poco para hacernos con el idioma. A veces nos ponemos un youtube de los Beatles, que ahora «han revivido» gracias a la inteligencia artificial –AI– y nos vamos dando cuenta de que el significado de las letras de sus canciones no era para tanto. THE END.

Maestra, especialista de francés. Titulada por la Escuela Oficial de Idiomas, colabora en La Voz de Alcalá desde el año 2003 y en el periódico local 'La higuerita' de Isla Cristina desde el año 2010....