El arquillo del Ayuntamiento de Sevilla es bien conocido por una leyenda muy curiosa. Cuando llega la Navidad, el Belén que se coloca bajo él destaca por su gran tamaño, así como por ser uno de los más visitados y fotografiados de la ciudad.

Este Nacimiento congrega a un gran número de personas a su alrededor, junto al Ayuntamiento. Se encuentra en el mismo lugar donde estaba ubicado el Convento de San Francisco, fundado en el siglo XIII por los franciscanos y que contaba con este arbotante como una de las entradas principales al recinto eclesiástico. Por este motivo, la plaza aneja recibe el nombre de San Francisco.

Pero ¿cuál es la famosa leyenda que rodea al arquillo? Se dice que la persona que lo cruce nunca se casará en Sevilla. Esta historia, una de las más peculiares de la capital hispalense, es conocida por los propios lugareños y por los turistas que evitan pasar por debajo si desean contraer nupcias en esta ciudad. Eso sí, nada más comienzan a colocarse los andamiajes para el Belén, su efecto se diluye, pues nadie puede atravesarlo hasta el fin de la Navidad.

Es una superstición que se ha extendido hasta el punto de que, cuando una pareja de novios se casa, no lo cruzan, con tal de tener buena suerte y disfrutar de un matrimonio bien avenido. También se cuenta de broma que algunos padres, para asustar y presionar a sus hijos solteros, los amenazan con llevarlos allí.

Se trata de un arquillo de medio punto, de estilo plateresco y adornos renacentistas, cuyo origen se remonta al siglo XVI. Diseñado por Diego de Riaño, a quien también se le atribuye su planteamiento decorativo, fue terminado por el aparejador Juan Sánchez, uno de sus discípulos, quien también llevó a cabo una ampliación del edificio consistorial en 1535.

La antigua Casa Grande ocupaba también la plaza Nueva y estuvo allí hasta el año 1840. Fue entonces cuando fue derruida por el mal estado que arrastraba y a causa de la desamortización de Mendizábal. No obstante, el arquillo fue de lo poco que se conservó del Convento y se integró en el Ayuntamiento.

Hay diversas teorías acerca del origen de esta leyenda, aunque la más conocida podría deberse a la imposibilidad de casarse una vez que se entraba en el Convento de San Francisco, al contraer el voto de castidad. Como curiosidad, la plaza de San Francisco donde se ubica fue mencionada en las novelas ejemplares de Miguel de Cervantes Rinconete y Cortadillo y El coloquio de los perros, como reza el azulejo situado en él y que fue colocado en 1916. Con el paso del tiempo, el arquillo ha sido objeto de obras y remodelaciones, como la colocación de una puerta, pero su leyenda no ha caído en el olvido.

José Ángel Ríos (Sevilla, 1992) es graduado en Sociología, aunque escribe desde que tiene uso de razón, o incluso antes. Autor de la novela El Pez Globo, compagina la literatura con los hilos sobre...