Imagen del Ficus de San Jacinto talado / SA
Imagen del Ficus de San Jacinto talado / SA

A la espera de que el juez dé permiso para acceder a la propiedad parroquial donde se encuentra lo que queda del ficus de San Jacinto, Ricardo Librero, activista ecologista, opina que toda la movilización social en torno al salvamento del árbol ya es una victoria «que demuestra que atentar contra el arbolado en Sevilla no es algo que pueda quedar impune».

Miembro de Ficus Vivo, Librero explica a Sevilla Actualidad que el siguiente paso es «analizar detenidamente la situación del ficus con expertos en la materia y determinar cuáles deberán ser las actuaciones pertinentes más adecuadas». Para sorpresa de toda la plataforma Ficus Vivo, al acudir al grupo municipal socialista del Ayuntamiento de Sevilla, éste se ha limitado a transmitirles que deben contactar con el párroco del templo en el que se encuentra el árbol para acceder al recinto ya que, hasta el momento, solo la administración, es decir, el propio Consistorio sevillano, es el único autorizado.

La mala praxis, la causa del deterioro del ficus de San Jacinto

Desde esta plataforma se insiste en que el «posible peligro, de desprendimiento, un tanto exagerado, solo pone de manifiesto la mala praxis de su propietario, la parroquia en cuestión». Personalmente, Librero sostiene que se ha elegido muy mal un mes de agosto pensando que, actuar con «nocturnidad y alevosía, no tendría consecuencias». Sin embargo, «en esta ciudad siempre estamos vigilantes y durante este mes, el vacío informativo atrae especialmente la atención de los medios. Hemos tenido una cobertura mediática que habría quedado relegada en otra época del año».

«Mutilar árboles tiene consecuencias y ha quedado claro que no se puede quedar impune ningún dirigente que no vele por la calidad ambiental de la ciudad, porque es de eso de lo que estamos hablando».

La presión que paralizó la tala del árbol

El juzgado de lo contencioso administrativo número 9 de Sevilla dictaminó este jueves un auto en el que suspendía de manera cautelar la tala del ficus de San Jacinto que el Ayuntamiento de Sevilla ya estaba llevando a cabo. En el mismo texto se obligaba a parar el proceso de poda y tala «de manera inmediata» hasta que se resolviese la cuestión judicial relacionada con la demanda que presentó este martes la plataforma Ficus Vivo.

Previamente, Ficus Vivo, había presentado a las 21:00 horas del martes 16 de agosto una denuncia ante el Juzgado de los Contencioso-Administrativo número 9 de Sevilla que se admitió a trámite en la mañana del miércoles (día en el que se procedió a la tala) por lo que se concedieron «medidas cautelarísimas para impedir el apeo del árbol que tanto Ayuntamiento como propiedad privada ignoraron deliberadamente».

Aún así, el auto llegó demasiado tarde cuando la poda del árbol centenario era casi total, dado que desde la tarde del miércoles 17 de agosto los operarios, en un horario poco habitual en verano (más allá de las 15:00 horas) trabajaron en ello ante la atenta mirada de vecinos que se mostraban en contra. Todo ello, junto a un cordón policial para garantizar que que el apeo llegase a término, después de que por la mañana varios activistas escalaran el árbol.

En el texto judicial se especifica que las tareas de apeo del árbol se mantendrán paradas hasta que un grupo de expertos elabore un informe que valore la situación del ficus ubicado en el recinto parroquial. Además, insta al Ayuntamiento a garantizar la seguridad de los viandantes mientras se mantenga paralizada la tala.

La denuncia para evitar el «arbocidio»

La denuncia que interpuso esta semana Ficus Vivo se basa en que informes técnicos de la Parroquia para solicitar el apeo del árbol «contienen bastantes defectos de forma y el técnico que ha firmado que el ficus era 100% peligroso no es ningún experto en la materia». En este sentido, la portavoz de una plataforma, Ester Merino, subraya el párroco de dicha iglesia «desde 2017 quería eliminarlo, y lo ha conseguido»

Imagen de la octavilla repartida en misa en la Parroquia de San Jacinto / SA

En opinión de Esther Merino, la manipulación por parte del párroco «ha sido indecente. En misa ha repartido octavillas que apelaban a la sensibilidad de los fieles para dejar morir a al árbol».

Asimismo, este colectivo interpuso este martes también a las 14:30 horas una denuncia en el Juzgado de Guardia por incumplimiento de la Ley 42/2007 del patrimonio natural y biodiversidad ya que «en ningún momento se ha reparado en la fauna que habita en el árbol y su devenir».

Plumilla por vocación, he trabajado en radio, televisión y prensa on line. Profundamente europeísta y convencida de que el Periodismo es el motor de cambio de la sociedad y hay que salvaguardarlo. Para...