Termómetro en Sevilla / SA

En plena ola de calor, Andalucía alcanza temperaturas extremas y los centros
educativos no reúnen las condiciones mínimas de salud para docentes y alumnado.
Desde USTEA denuncian que la Consejería de Educación no ha previsto ninguna medida para paliar las situaciones de emergencia que se viven en colegios e institutos y la única herramienta disponible es un protocolo de 2017. No se trata de una situación excepcional, sino de las características habituales del clima en Andalucía. Es por esto que la comunidad educativa luchó por la aprobación de la Ley de Bioclimatización que, a pesar de estar en vigor desde hace dos años, sigue sin aplicarse.

En los últimos días, se han producido diversas incidencias relacionadas con las altas temperaturas: desmayos, lipotimias, bajadas de tensión, etc. entre docentes y alumnado. La normativa de seguridad y salud laboral marca que el umbral de estrés térmico está en 27ºC y en muchos centros se superan ampliamente los 30ºC. En estas condiciones es muy complicado concentrarse, el nivel de irritabilidad provoca problemas de convivencia en las aulas y la realización de exámenes no se hace en las mejores condiciones, por poner solo algunos ejemplo de los problemas que se viven en los centros educativos.

USTEA ya avisó hace un mes, tras la primera ola de calor de mayo, que era necesario
prever medidas que anticipasen la situación de calor extremo que estamos viviendo.
No es ninguna sorpresa que se alcancen altísimas temperaturas, incompatibles con el
desarrollo normal de la actividad en los centros educativos, en el valle del Guadalquivir, los
Pedroches, el Campo de Tabernas, el Andévalo, la Subbética, las campiñas y, en general,
en gran parte del territorio andaluz.

Ley de Bioclimatización de 2017

A día de hoy, la única herramienta con la que cuentan los centros educativos es un
protocolo elaborado en 2017. Estas instrucciones se publicaron por la anterior
administración educativa, tras una situación de emergencia similar a la que vivimos en este
momento. En este protocolo se plantean una serie de medidas que, aunque no están de
más, son a todas luces insuficientes: evitar las actividades en los espacios más calurosos y la realización de actividad física o vigilar que las niñas y niños estén hidratados, entre otras.

En estas instrucciones, también se plantea la posibilidad de flexibilizar el horario escolar,
siempre que el centro lo haya incluido en su reglamento de funcionamiento.
Más allá de protocolos de emergencia, en Andalucía existe una Ley de Bioclimatización
de los centros educativos que sigue sin aplicarse tras dos años desde su publicación
y entrada en vigor. Se trata de una ley integral que contempla medidas como la instalación
de dispositivos de energía sostenible, aislamientos para la eficiencia energética, arbolación
de patios y zonas exteriores, cubiertas vegetales para la climatización natural y otras. Esta
ley fue fruto de una larga lucha de la comunidad educativa que no entiende por qué dos
años después sigue sin aplicarse.

Buscar una solución inmediata

El gobierno de la Junta y su Consejería de educación manifiestan que están llevando a cabo actuaciones de bioclimatización, pero USTEA denuncia que la instalación de refrigeración adiabática (basada en vapor de agua) en 430 de los más de 7000 centros educativos andaluces no es, en modo alguno, aplicar la Ley de Bioclimatización. Tampoco la instalación de pérgolas y lonas provisionales en algunos colegios de infantil y primaria por los ayuntamientos.

Por ello, exigen a la Consejería de Educación que asuma sus responsabilidades y tome
inmediatamente medidas para proteger a la comunidad educativa y que no debe pasar ni un día más sin que se aplique la Ley de Bioclimatización que tanto esfuerzo costó a la comunidad educativa.