Si hay un caso de desaparición extraño ese es el de Jousé Monge en la localidad sevillana de Dos Hermanas. Allí María Isabel García, madre de Josué Monge García, continúa desconcertada ante la desaparición de su hijo.

Josué, de 13 años de edad, desapareció el 10 de abril de 2006 cuando se dirigía en bicicleta a pasar la noche a casa de un amigo en la barriada Vista Azul, a poco más de 300 metros de su casa.

Desde entonces, y, a pesar de los intensos esfuerzos realizados por la Guardia Civil y efectivos de la Policía Nacional, el muchacho sigue perdido.

La extrañeza del caso radica, en que 13 días después de la desaparición del joven, su padre, tras su rastro, también desapareció, dejando a la población en doble suspense.

Hoy día los dos continúan en paradero desconocido. La madre, que negó en su momento que el adolescente pudiera fugarse de casa, afirma que la situación familiar en el domicilio era difícil, y que el matrimonio incluso estaba tramitando el divorcio. Aún así, sigue sin explicarse la desaparición del padre y del hijo, aunque, se sostiene la sospecha de que el primero pudiera haber secuestrado a Josué. Estos rumores continuarán sin afirmarse ni desmentirse hasta que nuevas pruebas aporten algo de luz al caso.

Recientemente, el caso de la adolescente sevillana, Marta del Castillo, ha conmocionado a toda la capital hispalense. La joven de 17 años que desapareció el pasado 24 de enero, se ha sumado ya a los muchos casos de desaparecidos que conforman la larga lista en España.

Estos son algunas de las desapariciones que se han dado en nuestro país en los últimos años. No son las únicas, pero sí los más recientes que continúan en paradero desconocido.

Junto a ellos, destaca el caso de Mari Luz Cortés, la niña onubense hallada muerta en la ría onubense 54 días después de su desaparición, o la conocida Natasha Kampusch.

Esta niña austriaca, que desapareció el 2 de marzo de 1998, sufrió el ya conocido síndrome de Estocolmo, al no reconocer como culpable a su secuestrador. Milagrosamente, y tras diez años de angustiosa espera, la niña apareció sana y salva el pasado 23 de agosto de 2006.
    
Lo mismo ocurrió con Aída Domínguez García, desaparecida en Orense el 13 Noviembre de 2001. Esta joven de 13 años, fue hallada el 21 de enero de 2002 en un camping de Marbella sana y salva, tras huir, sin avisar a su familia, con su profesor de música. Inter-SOS, una de las asociaciones que se dedica a los desaparecidos en España, colaboró y, gracias a su intervención, la joven fue localizada.

INTER-SOS es una asociación sin ánimo de lucro, registrada en la Generalitat de Cataluña, como la primera Agrupación de familiares de desaparecidos de España, en 1998 por Juan Bergua y su esposa Luisa Vera tras la desaparición de su hija Cristina. Actualmente, el presidente de la asociación es Manuel Jaime Lorente, pero prácticamente él y Juan Bergua son los que llevan ‘el caballo de batalla».

“Jaime y yo, hemos cogido la pre-jubilación, con la sana intención de poder dedicar mucho más tiempo a nuestra asociación, (…) hay muchísimo trabajo por realizar y solo con la insistencias de las asociaciones, podemos conseguir que los políticos, que son quienes pueden dar soluciones a nuestros problemas, nos escuchen, y puedan crear esa Unidad especializada de policías para que se dediquen a la búsqueda de nuestros seres queridos, y se agilice el cotejo de identificación genética ADN” comenta Juan, secretario de INTER-SOS, que denuncia a su vez que “desde 1998, sólo se han comprobado 188 restos óseos de los casi 4.500 que hay en España”.

Esta asociación ayuda en la búsqueda de personas desaparecidas de cualquier edad, cuyos familiares desconocen su paradero actual. De hecho, el secretario de INTER-SOS explica que han tenido “la gran suerte de encontrar a 63 personas, de las cuales 27 han sido encontradas vivas y 36 desgraciadamente han sido encontradas fallecidas”.

Además, ofrece información a las familias y al resto de la población, se canalizan las demandas existentes hacia las instituciones y organismos públicos y privados, se fomenta la solidaridad ciudadana mediante la difusión a través de Internet, redes telefónicas y otros medios de publicidad, se acogen y fomentan trabajos de auxilio y cooperación gracias al voluntariado y se promueven iniciativas institucionales para una mejor cumplimiento de las finalidades de solidaridad y ayuda para localizar desaparecidos. Asimismo, es la pionera en facilitar ayuda psicológica gratuita a todos sus afiliados (www.inter-sos.com).

También en España, en la Comunidad Valenciana, ADESEPA (Asociación de Familiares y Amigos de Personas Desaparecidas), asesora y ayuda a personas que tienen familiares desaparecidos y conciencia a la sociedad y a los Poderes Públicos de la necesidad de la regular la situación del desaparecido. Además, promueve la creación de una Policía especializada en este fin (www.adesepa.es.vg).

Igualmente, AFADECAM (Asociación de Familiares y Amigos de Desaparecidos de Castilla-La Mancha.) permite crear cauces de colaboración con el propósito de encontrar personas desaparecidas, establecer una red de comunicación y ayuda entre los familiares, así como conseguir la sensibilización de la sociedad, las administraciones y los medios de comunicación, para lograr la solución a este problema. (www.enlaredinternet.com/afadecam).

Por su parte, la Dirección General de la Policía de España ha comenzado a introducir datos de menores desaparecidos en la web missingkids. Esta página, que cuenta con la colaboración de 16 países, forma parte de la creada por la organización internacional ‘Centro para los Niños Desaparecidos y Explotados’, y además incluye datos relacionados con los pequeños (http://es.missingkids.com/).

Este, sin duda, es un tema importante y de actualidad. La desesperación que viven día a día las familias de los pequeños que nunca más volvieron, hace que la población se conciencie y tome en consideración el asunto.

Según una encuesta realizada a personas de entre 16 a 60 años, el tema se encuentra entre los primordiales “porque es angustioso”, puesto que se trata de “seres indefensos”. Además, los encuestados proponen la elaboración de un plan de trabajo del Gobierno, para así solventar estos problemas más rápidamente, y para ello plantean la unión de todas las fuerzas, tanto nacionales como internacionales, y la disposición de todos los recursos, para acabar, así, con la angustia de las familias. No obstante, algunos encuestados piensan que las asociaciones poco pueden hacer, más que prestar ayuda psicológica e informar sobre los casos de los desaparecidos.

Cabe destacar que el sector más joven de los encuestados opina que las generaciones futuras, tenderán a ser más proteccionistas con sus hijos ante las situaciones escuchadas en los medios de comunicación, para evitar así, situaciones inquietantes.  

Miles de normas, pautas e instrucciones son perfectamente detalladas en el caso de que un niño desaparezca. Todas ellas se encuentran en numerosas páginas de Internet, facilitadas por la Policía Nacional o la Guardia Civil. Sin embargo, desconocemos exactamente cuáles son los sentimientos que experimentan los familiares y amigos de estos niños que no regresan jamás a sus hogares.
    
Cientos de nombres constan en las fichas de la Guardia Civil, del Ministerio del Interior, y en las páginas de Internet que exponen a estos niños como si fueran mercancía. La realidad es mucho más dura. La desesperación lleva a los familiares a gritar a los cuatro vientos sus nombres y hacer cercanos sus rostros. Entre ellos encontramos a Juan Pedro Martínez, Manuel Marín Hidalgo, Nuria González Sánchez, Angustias Roldan Fernández, Nina Serra, Boris Guy Jacky Legros, David Guerrero, Gloria Martínez Ruiz, Sara García, entre otros muchos que han sido ya olvidados por la sociedad.

Pero en sus hogares sigue apareciendo su nombre día tras día. Cristina Bergua Vera desapareció sin dejar rastro, el 9 de marzo de 1997, en Cornellá. Tenía 16 años. Desde ese momento, sus padres, Juan y Luisa, comenzaron una incesante búsqueda repartiendo 150.000 fotografías y 5.000 carteles con su rostro que no han ayudado a dar con la joven.

El resultado fue la creación de la fundación INTER-SOS en 1998, puesto que no existía ninguna asociación en España dedicada a la búsqueda de desaparecidos. Manuel Jaime Lorente, presidente de INTER-SOS, declara que “la gente dentro de su desgracia se vuelve  muy cómoda y solo espera que se le hagan las cosas. Juan Bergua y su esposa Luisa Vera son la excepción de la regla, pues a parte de estar en Inter-Sos, nunca han dejado de luchar por su caso particular”.

Los días pasan, y la angustia de no saber dónde están se vuelve cada día más fuerte. El padre de Cristina, Juan Bergua, ha expresado que “tanto a mí personalmente como a muchas familias, nos gustaría para bien o para mal, poder encontrar a nuestros seres queridos, porque las familias estamos viviendo en una incertidumbre que es, superior a la propia muerte, porque la muerte es el final pero la incertidumbre de no saber donde está tu familiar, supera todas las barreras”.

Estos pequeños, víctimas de secuestros familiares, o desaparecidos en general, son reclamados por sus seres queridos, para así poder terminar con la terrible angustia de levantarse cada día pensando si estarán vivos, muertos, torturados o quién sabe qué más… Ojala, y como ocurre en las películas o los libros, los finales de la vida real fueran felices, pero no siempre ocurre así. Esperemos que la sociedad cambie, y las injusticias terminen.  

Pero meses más tarde, y como si de un milagro se tratase, una mano, que había crecido en aquel tiempo más de lo normal, volvió a llamar a nuestra puerta… Era él, había regresado. No sabíamos qué había ocurrido, pero, al final, esta angustiosa espera, que nos había mantenido en vilo durante tantas noches, había terminado…

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