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El verano está a la vuelta de la esquina y el calor en Sevilla invita a buscar planes para huir de la ciudad en busca de actividades refrescantes. Uno de estos planes es la ruta del agua, que consta de un recorrido de 68 kilómetros (de los cuales 14 son transitables) que rodea la ciudad de Sevilla. Comienza en el monte Carambolo, en el Aljarafe y finaliza en plena Sierra Norte, en los Lagos del Serrano, en Guillena.
La Ruta se erige como un emblema de desarrollo ecológico y sostenible. Con un tramo restringido de una extensión total de 14 kilómetros, es accesible para aquellos que opten por explorarlo a pie, a caballo, en bicicleta o en incluso en vehículos 4×4 autorizados.
El punto de partida, cercano al parque periurbano El Gergal, marca el inicio de una travesía que recoge las corrientes de las riberas de Huelva y Cala, donde los embalses de El Gergal y Cala, junto con el contraembalse de Guillena, tejen la red vital que alimenta de energía y agua potable a Sevilla y su área metropolitana.
Pero la experiencia va más allá de la contemplación de aguas tranquilas. La oferta turística complementaria invita a sumergirse en un abanico de actividades al aire libre. Desde el baño y el buceo hasta la pesca desde embarcaciones, pasando por el senderismo, el montañismo, el cicloturismo, la equitación, el vuelo en ultraligeros o el parapente.
Antiguas estaciones de ferrocarril, aldeas pintorescas, cortijos históricos, lagos serenos y restos prehistóricos se entremezclan en el paisaje, culminando en el imponente Palacio de Parladé, una joya del siglo XIX que evoca la majestuosidad de los castillos medievales.
Para facilitar la experiencia de los visitantes, la ruta cuenta con infraestructuras bien planificadas a lo largo de su extensión. Dieciséis zonas de descanso ofrecen refugios, miradores, merenderos, apeaderos, mesas, bancos, papeleras y señales informativas, asegurando la comodidad y la seguridad de quienes se aventuran por este paraíso natural. Además, un restaurante acoge a los viajeros con servicios completos, una tienda de recuerdos y una zona de barbacoas, complementando así la experiencia de aquellos que desean disfrutar de una acampada libre controlada bajo el manto estrellado.