El periodista y escritor Álvaro Romero Bernal publica su tercera novela Solo los muertos no caducan (Ediciones en Huida) tras estrenarse en este género con Pulpa de limón (2015) y El resplandor de las mariposas (2018). Tres obras que componen una trilogía «no pretendida» por el autor. «Solo los muertos no caducan cierra definitivamente ese universo literario que tanto tiene que ver con nuestra tierra, con nuestra comarca del Bajo Guadalquivir, porque sin citarse nombres concretos, el lector intuye que todo ocurre en esta zona de Andalucía», sostiene Romero Bernal. Esta obra literaria se presentará el próximo 14 de diciembre a las 20:00 horas en la Casa de la Cultura de Los Palacios y Villafranca, su pueblo natal.
La primera novela estaba atravesada por una trama de corrupción que tenía que ver con la trata de mujeres. La segunda, con el narcotráfico. Y esta última, con el blanqueo de capitales, que, según el propio escritor, «es la trama más fina y complicada de tratar». «La novela va de billetes, pero el protagonista no ve ninguno», apunta, añadiendo que «el dinero negro planea por esta novela de principio a fin».
De hecho, en la novela se intuye, se sobreentienden muchas cosas que ni siquiera están claras para el narrador protagonista y «requiere de buenos lectores que leen siempre entre líneas». Y matiza: «Es una novela de muertos y vivos, pero solo estos son los peligrosos».
En esta novela hay un diálogo muy fructífero entre vivos y muertos. De hecho, está dividida en tres partes desiguales: Muertos, Purgatorio y Vivos. Así se titula cada una de ellas y, en general, constituye una trama en el que cabe de todo: pasado, presente y futuro del narrador, amor y desamor, tramas corruptas, curas y monjas, leyendas y verdades, y muchos guiños a la actualidad corrupta de este país en los últimos años, incluida la pandemia y el confinamiento.
«He escrito mi novela más dura»
La prosa de esta tercera novela de Romero Bernal es «lúcida, inquietante y exquisita», tanto como «realista». El escritor asegura que ha escrito su novela más dura» en la que se combina la acción con un profundo lirismo para abordar un asunto de permanente actualidad: el blanqueo de capitales.
El narrador protagonista va conduciendo al lector por los inverosímiles y trepidantes días que comparte con la cuñada de un matón venido a más durante el confinamiento en plena pandemia del coronavirus, hasta que su condición de perdedor sin límites lo capacita para romper las expectativas de quienes lo tienen todo planeado, subterráneamente, en un derroche de realismo mágico.