Es una de las tradiciones más antiguas y auténticas de cuantas tienen lugar en la Sierra Norte de Sevilla, y uno de los movimientos populares más importantes en Castilblanco de los Arroyos. Cada segundo fin de semana del mes septiembre las puertas de la Dehesa de Escardiel se abren para acoger al pueblo que a pie, a caballo o en cientos de carretas se entrega a los caminos junto al Simpecado de su hermandad para vivir la Romería de la Virgen de Escardiel, ‘Real’ por decreto del rey Fernando VI.

Juan C. Romero. Primero fue la festividad de la Patrona, la Virgen de Gracia, el primer fin de semana de agosto. A finales del mismo mes, los castilblanqueños como otros miles de romeros de toda la provincia de Sevilla, rindieron culto a su Patrón, San Benito Abad, en su santuario serrano.

Y ya en el mes de septiembre es la Virgen de Escardiel, situada en su ermita a 5 kilómetros de la población, la que moviliza a todo el pueblo con motivo de la Real Romería que se inicia este mediodía.

Durante toda la semana los castilblanqueños prepararon sus carretas o remolques, sus  comidas para la romería, los votos y ropa para la ocasión, con el objetivo de acompañar a partir de las tres de esta tarde  a su hermandad cuando el Simpecado ponga en marcha la romería desde la Plaza de la Iglesia.

Es un camino corto el que les llevará hasta la Ermita caída la tarde que los romeros hacen lentamente para disfrutar cada momento con sus amigos y familiares, muchos de los cuales  aprovechan la romería  para regresar a Castilblanco si viven fuera.

Una vez allí los peregrinos se presentan ante la Virgen a las puertas de la ermita y pasan toda la noche en el campo, al calor de las barbacoas donde cenarán en comunidad en torno a las encinas de la dehesa de Escardiel.

Tras el rezo del Santo Rosario a las 12 de la noche, los romeros y fieles de esta antiquísima advocación mariana aguardarán el momento de portar las andas de la Virgen de Escardiel que ya de madrugada procesionará por el Real de la Ermita finalizando su recorrido con la tradicional “puja de bancos” por la que los escardieleros realizan sus ofrendas, animados por los cantes y sones de flautas y tamborileros, ante la imagen. Las donaciones más altas tienen el honor cada año de llevar a la Virgen de Escardiel de vuelta a su altar donde permanecerá hasta la próxima romería.

A media mañana del domingo se celebra la Santa Misa en honor al Cristo de los Vaqueros y, por la tarde, las carreras de cintas a caballo previa al canto de la Salve de despedida.

El camino de vuelta hasta Castilblanco se realiza con igual entusiasmo y a su llegada, en la noche del domingo, tendrá lugar el desfile y entrega de trofeos a los mejores caballistas, carretas de bueyes y remolques ante la carreta del Simpecado a las puertas de la Parroquia del Divino Salvador. 

Las fiestas de la Virgen de Escardiel comenzaron la semana pasada con el triduo en la Parroquia del Divino Salvador, y el mismo fin de semana, con la celebración de un festival flamenco y la subasta popular de la hermandad en la plaza de El Puente, que finalizaron de madrugada con la suelta de varios toros de fuego.

No obstante, desde la festividad de la Asunción de la Virgen, el pasado 15 de agosto, se ha venido rezando cada día a las 12:00 de la mañana el ángelus al Simpecado de la Virgen de Escardiel, en su capilla en la nave derecha del templo parroquial.

Cabe recordar que desde 1997 la Virgen de Escardiel es la única talla de Castilblanco a la que el Ayuntamiento de la localidad impuso la Medalla de Oro de la villa, que en 2010 recibirá el Patrón, San Benito Abad.

Escardiel desde el siglo XIII

La Romería de la Virgen de Escardiel es ‘Real’ desde el siglo XVIII, por decisión del Consejo de Castilla. / Juan C. Romero
La Virgen de Escardiel es una talla anónima de las llamadas alfonsinas o fernandinas, como la Virgen de los Reyes en Sevilla o la Virgen del Rocío de Almonte, de altura académica y fechable hacia el siglo XIII, si bien muy reformada posteriormente, fundamentalmente en el siglo XVII cuando fue  la talla primitiva fue mutilada para dotarla de candelero y adaptarla a la moda de la época.

Según la tradición popular, la imagen llegó a la Sierra Norte de Sevilla, a la zona conocida entonces como ‘Fazcardiel’ (campo de cardillos) en el año 1.247 durante la conquista de Sevilla por parte del rey Fernando III El Santo. El monarca adquiere entonces los terrenos donde se asentaba el actual municipio de Castilblanco de los Arroyos y su término que pasaron a ser zona de realengo como cazadero real.

Además, cuentan las crónicas que era costumbre en la Corte Real de Fernando III, alentado por su gran devoción mariana, erigiese ermitas consagradas a la Virgen María en todos los territorios salvados del dominio musulman, por lo que es posible que la Imagen fuere depositada en la zona de Escardiel durante la Reconquista de este enclave. Su romería, ‘Real’ por reglamento y decisión del Consejo de Castilla bajo el reinado de Fernando VI en 1752,  se celebraba antaño coincidiendo con el día de la Asunción Gloriosa, el 15 de agosto.

En la misma ermita donde se venera la talla de Ntra. Sra. de Escardiel en la sierra de Castilblanco, se le da culto al Stmo. Cristo de los Vaqueros, obra de un joven Francisco Antonio Ruiz Gijón talló en 1677 y entregó a la corporación en diciembre del mismo año.

El Cristo de los Vaqueros es un crucificado que debe su nombre a que, según la leyenda, eran los vaqueros y campesinos de la zona los que costeaban sus cultos y mantenían siempre una lámpara encendida para iluminar la imagen en la nave izquierda del presbiterio de la ermita.

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