Vecinos de La Rinconada combinan deporte y ocio cruzando el municipio a través de la Avenida de La Unión y el Paseo del Almonazar, construídos para unir los dos núcleos de población del municipio.
Dicen aquellos que, por circunstancias, abandonaron La Rinconada hace más de cinco años que, una vez han regresado, no reconocen el municipio, fruto del cambio que ha experimentado. La localidad, integrada por dos núcleos de población, se extiende para que ambos se den la mano. Y lo hace a través de la Avenida de la Unión, que cuenta con dos carriles para cada sentido, además de zonas verdes, de paseo y un amplio itinerario de carril bici, y del bulevar del Almonazar, que discurre por el cauce soterrado del arroyo, que otrora fuera una pesadilla para los vecinos, y que ha dado paso a un paseo con zonas verdes, juegos infantiles, pistas polideportivas, carril bici y estancias de ocio.
Y es que La Rinconada se mueve en muchos sentidos, también en el más literal de la palabra. Tanto la Avenida de la Unión como el Paseo del Almonazar, que se unen a través de la rotonda situada en el antiguo puente del Malecón, son surcados diariamente por miles de rinconeros que aprovechan para andar, hacer ejercicio e interrelacionarse con sus vecinos, al abrigo del marco que ejemplifica la modernización más reciente de la localidad. El itinerario ya ha sido bautizado como ‘La ruta del colesterol’.
El alcalde de la localidad, Javier Fernández, lo tiene claro: “Es una buena forma de hacer un poco de ejercicio, de disfrutar del avance del municipio, de fomentar las relaciones personales y el ocio y de acercar La Rinconada a San José y viceversa”. Durante el verano, es común el tránsito a primeras horas de la mañana y a últimas de la tarde y la noche, aunque siempre hay algún valiente que se atreve a cubrir el trayecto cuando más aprieta el calor, y que aprovecha para refrescarse con los aspersores que acompañan el camino.
Tanto a pie, como en bicicleta o patines es común que se realice la ruta y que se observe el peregrinar de la ciudadanía rinconera que, próximamente, podrá ampliar la ruta hasta llegar al Cáñamo 3, a través de una inca que cruza por debajo de las vías del ferrocarril y que será una realidad antes de que termine el verano. Más adelante, la zona será debidamente acondicionada para seguir fomentado el deporte y el ocio entre los muchos usuarios de los que dispone el itinerario.
Y como guinda al pastel, el bulevar cuenta en su trayecto o en sus flancos con numerosos establecimientos en los que se puede tomar un refrigerio, hacer una parada en el camino o reponer parte de las energías perdidas durante el deporte.