Nueve jornadas. Veintisiete puntos. Eso es lo que nos queda hasta que el fin de semana del 19 y 20 de Junio (si no antes) sepamos si la próxima temporada el Betis jugará en Primera o Segunda división. Un año más en la categoría de plata sería nefasto a todos los niveles. Económicamente, un desastre. Y a nivel institucional… Eso sólo lo puede empezar a arreglar la jueza, y en ello está.

Ismael F. Cabeza. El Betis se encuentra en una buena situación clasificatoria para asaltar el ascenso. Después de tirar la primera vuelta (30 puntos en 21 partidos es de todo menos de equipo con aspiraciones) en la segunda parece estar enmendándose en parte, sólo en parte, el desaguisado. Bien es cierto que la media de puntos del equipo no va mucho más allá, pero una buena racha de victorias consecutivas y el esperado bajón de los rivales nos ha permitido seguir en la pomada. Caro o barato, a mi me da igual que se necesiten más o menos puntos para ascender, nadie se acordará de ello si se logra el objetivo.

En cualquier caso hay algo que me preocupa más allá de los resultados deportivos. Mi oposición absoluta a la gestión de los mandamases del club (léase Lopera es evidente, se lo han ganado a pulso. Creo que el daño que le están haciendo a una institución centenaria como la nuestra (y digo bien, la nuestra) no va a poder ser estimado en toda su amplitud hasta que salgan uno por uno los culpables de habernos llevado a la mediocridad en la que estamos instalados, a todos los niveles. Sólo la afición puede salvarse de la quema, y con matices en algunos casos (hay quienes están demostrando no ser béticos sino simples loperistas, son pocos pero haberlos haylos). Me preocupa, como decía, que Lopera y compañía utilicen lo que nos jugamos deportivamente para ganar tiempo una y otra vez. «No es el momento de desestabilizar al equipo, hay que estar unidos para lograr el objetivo y todo lo que se salga de ahí es perjudicial para la entidad», dicen. Perlas como esa se vomitan desde Radio Betis a diario. Y yo me pregunto, ¿cuándo es el momento?

Cuando empezó la caída (la temporada que jugamos la Champions, con esos rutilantes fichajes que casi nos mandan de Europa a segunda sin anestesia), no era el momento porque nos estábamos jugando el descenso y nos vendían que iba a ser una situación puntual que se solucionaría la siguiente temporada.

Las siguientes temporadas llegaron; cuando la afición con toda la razón del mundo se quejaba de la lamentable situación del equipo y viendo que nos despeñábamos, volvían a repetir aquello de que había que estar unidos apoyando al equipo para evitar el desastre (desastre provocado por su mala gestión, pero evidentemente eso no lo decían)… Tampoco era el momento.

Cuando terminábamos las temporadas con el miedo en el cuerpo y la segunda rondando decían que tampoco era el momento porque «donmanué estaba muriendo por er beti para hacer un equipo campeón». Y seguían ganando tiempo…

Así, año tras año, la situación de la entidad fue haciéndose cada vez más insostenible hasta que pasó lo que tenía que pasar. Segundazo. Pero las ratas, en lugar de abandonar el barco (un barco rentable para ellos, por qué abandonarlo) simplemente se escondieron cobardemente y tras un tiempo prudencial salieron para seguir ganando tiempo. «Donmanué está volcado para conseguir el ascenso en el tiempo que dura un parto», decían. Eran tiempos en los que nos querían vender aquello de que éramos el Real Madrid de segunda y otras sandeces de ese tipo. Tampoco era el momento de «desestabilizar».

Y aquí estamos. Completando una temporada irregular, ni por asomo tenemos garantizado el ascenso y la planificación una vez más ha sido lamentable (recordemos aquello de los tres porteros y dos delanteros). Pese a todo, ¿a que no lo adivináis? Efectivamente, Lopera y compañía vuelven a la carga con aquello de que no es momento de críticas, que nos jugamos mucho y lo único que hay que hacer es apoyar al equipo y punto en boca. ¿Acaso la afición no anima? ¿Acaso no son miles los aficionados que se desplazan con el equipo allá donde va? La realidad es que a ellos les importa un pimiento la entidad. Si va bien, vale, pero si no, no pasa nada mientras puedan seguir en la poltrona. Por supuesto que es vital conseguir el ascenso, y fundamental ganar el próximo fin de semana, ¿quien lo duda? Pero eso no me lo tiene que decir a mi ningún cantamañanas. Pero igualmente hay que denunciar sin descanso la patética gestión que durante años nos ha ido hundiendo más y más hasta conseguir que seamos el hazmerreír del país y la mediocridad hecha «cluz».

No nos engañemos. Para nuestros mandamases jamás será buen momento para la crítica, por muy constructiva que esta sea. Se les han planteado mil y una opciones para mejorar el club a todos los niveles, pero está claro que para Lopera todo lo que no vuelva envuelto en billetes no vale. Y así seguirán intentando ganar tiempo. Ahora porque nos jugamos el ascenso. Si ascendemos dirán que Lopera está dispuesto a llevarnos a la Champions de nuevo y hacer un Betis grande. Si nos quedamos en segunda dirán que no quiere dejar tiradas a sus criaturitas, que va a hacer un equipo fuerte para ascender la próxima temporada porque «Donmanué se muere por er Beti». Y a seguir ganando tiempo. Seguirán diciendo que no es el momento de criticar…

No se puede ser más patético. Bueno, sí se puede y lo demuestran cada día los que aún creen algo de lo que sale de la calle Jabugo. Pero no se os ocurra alzar la voz, seréis tildados de «dezhtruhtore» y de querer lo peor para la entidad. Porque para ellos el momento de las críticas y de reconocer errores jamás llegará.

Por un Betis en primera… Y libre de mandamales.

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