El título de esta columna corrige una de las últimas frases de José Antonio Griñán en el debate celebrado este lunes por Canal Sur. “Al final, no nos hizo falta el tercero”, comentó el candidato socialista tras ser informado, aún en directo y por la moderadora, de su amplio seguimiento en la red social Twitter.

Pero sí, sí hizo falta porque, sin Javier Arenas, no hubo confrontación de modelos, no se escenificaron las duras críticas del ‘popular’ hacia la gestión socialista del Gobierno de la Junta y, en definitiva, faltó una visión más panorámica de la política de conjunto que se abrirá en el Parlamento de Andalucía tras las elecciones del 25 de marzo. Porque, en la Junta o en la oposición, estas andaluzas, y lo dicen los sondeos, son cosa de tres. Quizá de alguno más -¿UPyD, PA?-, pero sobre todo de tres.

Y, sin el tercero, el prometido debate electoral quedó reducido a un descafeinado ‘cara a cara’ entre Valderas y Griñán. Se pensó que durase unas dos horas; la organización, acertadamente, lo redujo a poco más de hora; pero bien podría haberse reducido a diez minutos. Total, visto lo visto…

Y es que, desde el principio, la alternativa a Griñán por la izquierda salió débil, suave en sus críticas al Gobierno autonómico pero firme en su rechazo a la política nacional del nuevo Ejecutivo de Rajoy, y pocas veces puso contra las cuerdas al elegido de Chaves para prolongar 30 años de socialismo en Andalucía. Aunque tal vez nunca lo pretendió.

Así, sin incomodarse, el candidato socialista pudo debatir conforme al guión previo y adoptar un discurso institucional del que careció su homólogo Rubalcaba en el debate con Rajoy previo a las elecciones generales del 20N. Lo demás fue cuestión de tirar de hemeroteca para comparar la Andalucía de 2012 con la de hace décadas, como si el aspirante buscase en estas urnas rubricar la gestión del PSOE no en los últimos cuatro años, sino desde que comenzó la Democracia.

Con tantos frentes abiertos, Griñán se preocupó de coger por los cuernos su más temido astado, los casos de corrupción destapados por los ERE. “Me asquea la corrupción”, llegó a decir firme, para insistir en el argumentario que los socialistas han mantenido en los últimos meses: nosotros hemos tomado la iniciativa, nosotros hemos denunciado, nosotros no lo hemos querido tapar y nosotros estamos colaborando con la Justicia. Valderas, que ya conocía el discurso, sacó a relucir la negativa constante del PSOE a abrir una comisión de investigación en el Parlamento. Porque, además de las responsabilidades judiciales, el candidato de IU exigió también sacrificios políticos.

Fue un debate en el que no se escucharon propuestas. Ni siquiera para salir de la crisis o para crear empleo. A Griñán sólo se le escucharon tímidamente unas becas-salario que ni se esforzó en explicar y que coló en el segundo de los bloques dedicado a políticas sociales, y eso que previamente había tenido uno específico sobre empleo. Tampoco Valderas aportó mucho más. Su único empeño estuvo en agarrar el compromiso verbal del actual presidente de la Junta de garantizar una renta básica para los andaluces.

Por eso faltó el tercero. Porque, si se cumplen las encuestas y sondeos, Javier Arenas podría ocupar el sillón de la Casa Rosa –o San Telmo, que está por ver-. Y porque un debate sólo resulta útil cuando se razonan posturas enfrentadas, y ayer no las hubo.

Pero el tercero no quiso. Ya había dicho que a Canal Sur no iba y, pese a los comentarios que apuntaban a un amagar para después tirar del candidato popular, no fue. Falta de neutralidad, argumentó. De ahí el empeño de la moderadora, Mabel Mata, por defender la “profesionalidad y sobre todo honestidad” de todos los compañeros de la televisión pública andaluza. Una insistencia, por otro lado, innecesaria, en tanto que lo que se cuestiona no es tanto el ejercicio periodístico de los ‘plumillas’ de Canal Sur como las decisiones editoriales que se toman en las mesas de dirección.

Ya lo dice el refrán, no hay dos sin tres. El tiempo dirá si la decisión de Arenas fue o no acertada; si el candidato del PP quiso evitar el ‘prime time’ para no hacer promesas innecesarias cuando hay poco que ganar y mucho que perder, o si, por el contrario, la suavidad en las críticas de Valderas a Griñán se entienden más tarde en clave de pactos poselectorales.

Pero faltó el tercero. Y con su decisión, pierden los electores y pierde la Democracia.

@antonioj_campos

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Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla, empezó en la comunicación local y actualmente trabaja para laSexta. Máster en Gestión Estratégica e Innovación en Comunicación, es miembro...