Esto es como cuando hablo de la Feria de Abril: para entenderla hay que vivirla. Pues con nuestra clase política ídem de lo mismo: para entender algo de los políticos en campaña hay que vivirlos mientras no lo están.

En Andalucía, izquierda desunida arremete contra la resurrección de los fantasmas que hace el soe, éste critica el miedo del popular a las urnas y el susodicho no hace gala a su nombre acudiendo a notarios en vez de a plazas de pueblo (que también, hombre sí). No parece un buen panorama para quienes no dispongan del voto ideológicamente programado. Y para los otros tampoco.

Sin embargo, cuando uno pasa el informativo local, aún la cosa preocupa más. No creo que sea por ignorancia y todavía me resisto a pensar que es maldad pura de la que corre por las venas (entonces todo un partido sufriría de este gen maligno lo que sin duda me llevaría a terribles y biologicistas conclusiones tenebrosas) pero… ¿qué es entonces?

Me revuelvo en la silla cada vez que algún populista, digo popular, aparece ante los medios para vociferar que el Gobierno ha sentado otra vez a los terroristas en el poder. Vamos a ver, ¿sólo yo conozco que el procedimiento para un recurso presentado ante el Constitucional lo gestiona el Tribunal Constitucional y no un consejo de ministros? ¿Nadie del PP vio aquellos coches que salían y entraban del Tribunal (y no, el edificio no se parece a Moncloa)?

A lo mejor es que no creen en eso que tantos años tiene y que se llama “separación de poderes”. Parece el argumento más solvente a juzgar por sus actitudes: no está mal que a los políticos les regalen algunos trajecillos, premian el protagonismo indebido de la Iglesia en los asuntos de Estado y pretenden ellos decidir sobre la constitucionalidad de las listas electorales… Vaya que sí, que va a ser eso. El tufillo a separación no les agrada nada, impide meter las manos en todos los sacos.

Pues que lo reconozcan, que salgan y lo digan: no creemos en la separación de poderes, queremos a José María Aznar de rey absoluto de España y mandar a los de Bildu a la cárcel, por si las moscas. Nos la sopla lo de los tres poderes porque lo que queremos es gestionar ese monopolio absoluto (económico, político, social y mediático) que tienen los mercados (avísenme si saben quiénes son esos para ir a contarles lo que pienso de ellos) y con ello nos conformamos: la gestión pública (para privatizarla) y unos regalillos de vez en cuando mire usted. 

Pero que dejen de confundir y liar a la ciudadanía, que vamos a acabar soñando con un ZP con txapela que sujeta la pipa a un etarra sentado en el Congreso. ¡Pero bueno! Arremetan contra los jueces, critiquen el sistema judicial o joróbense simplemente, pero dejen de hacernos sentir confusos, dejen de mentirnos, y hagan política.

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