Estas piscinas, además de ayudar contra el calor, pueden conllevar riesgos considerables
Estas piscinas, además de ayudar contra el calor, pueden conllevar riesgos considerables

Cuando llegan las altas temperaturas muchos propietarios de hogares andaluces se
plantean la instalación de piscinas hinchables y portátiles en terrazas o azoteas privadas, especialmente para su uso por parte de menores.

Sin embargo, si no se analiza previamente de forma adecuada y no se cuenta con informes
técnicos profesionales
se pueden producir daños en la estructura del edificio o poner en riesgo la seguridad de la construcción.

Por ello, se recomienda contar siempre con una supervisión técnica profesional antes de adquirir la piscina hinchable y de ponerla en uso para garantizar que los forjados del edificio resistan su peso y no se produzcan daños que puedan afectar a toda la comunidad.

De acuerdo con los criterios técnicos, los forjados están preparados para resistir una sobrecarga de aproximadamente 200 kilos por metros cuadrado, un peso que se alcanza llenando una piscina hinchable de un metro cuadrado a una altura de 20 centímetros, lo que indica la necesidad de contar con un asesoramiento adecuado de otros profesionales como arquitectos o ingenieros de la edificación antes de su instalación, para evitar riesgos de desplome o derrumbe.

No obstante, se trata de un criterio general que depende en buena medida de la antigüedad de los edificios, puesto que puede haber casos con una capacidad de sobrecarga inferior y otros inmuebles en los que haya más margen, de ahí la importancia de consultar previamente con un profesional que garantice la capacidad de la terraza o la azotea de resistir el peso.

Así, es clave un asesoramiento individualizado y específico en cada caso para evitar situaciones de riesgo que afecten a toda la comunidad, además de cumplir con las restricciones vigentes en determinadas provincias para el uso del agua.