Chorizo de Rottweiler, jamón ibérico de San Bernardo y bacon de Carlino. Estas son solo algunas de las variedades de carne de perro ecológica que ofrece Granja Belmonte, una cárnica ficticia inventada por activistas veganos para criticar a la industria ganadera.

Mediante un portal web especialmente realista, que incluso parece ser propiedad de una empresa verdadera por su cuidada presentación, que ha dejado atónitos a miles de usuarios. La cuenta oficial de la «granja» de los hermanos Belmonte también cuenta con un cuenta de X oficial, en el que se muestran imágenes de estas instalaciones ficticias donde se procesa la carne canina:

«¿Por qué carne de perro ecológica?»

Uno de los apartados de la web, donde supuestamente se aportan argumentos a favor de la carne canina, manifiesta la principal finalidad de esta campaña: plantear un enfoque crítico con respecto al consumo de productos cárnicos, así como una sátira de la industria ganadera española.

Dándole un ingenioso giro a algunas de las frases más estereotípicas relacionadas con esta temática, estos activistas ironizan con la macabra naturaleza de esta corporación ficticia. En esta lista, algunas de las citas más curiosas de este apartado:

  • «Comer perros es una elección personal, y una vez los pruebe no dejará de hacerlo».
  • «Algunas personas prefieren el sabor del perro. Son deliciosos».
  • «Los perros no sienten apenas dolor».
  • «Es una tradición familiar y es nuestro medio de vida».

La tradición ganadera y el sabor de la carne se tornan justificaciones perturbadoras para comerse al «mejor amigo del hombre».

Finalmente, y escondido bajo capas y capas de «publicidad», aportan un extenso listado de enlaces en los que organizaciones sanitarias mundialmente reputadas recomiendan una dieta íntegramente vegetal.

Bajo el lema «Vive y deja vivir», esta última pestaña invita a la reflexión al lector, con respecto al consumo de carne, la ganadería y, por supuesto, el especismo. Este último concepto hace referencia a la creencia de que existe una superioridad del ser humano con respecto al resto de especies animales, así como la catalogación arbitraria de especies como mascotas o comida.