Salvador Muñiz en la sede de la asociación de vecinos de Tres Barrios / Alba Canovaca

La llegada de la pandemia y sus restricciones hicieron aflorar los coches discoteca en Los Pajaritos, la cara más amarga de la noche sevillana. Se han instalado en el barrio para quedarse. Cada fin de semana se afincan en la plaza del mercado de abastos llenando el barrio de ruido, alcohol y basura.

«Llevo 22 viernes sin dormir», lamenta Salvador Muñiz, presidente de la Asociación de Vecinos Tres Barrios. Y es que cientos de jóvenes se congregan en ese enclave para el botellón hasta pasadas las siete de la mañana. Los coches discoteca reproducen música a muy alto volumen hasta que sale el Sol. «Un fin de semana tuve que asomarme a la ventana y amenazar con que iba a llamar a la Policía», cuenta. La respuesta de los chavales fue 'mear' en la acera delante mía», cuenta Salvador con amargura.

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Periodista. Comunicando y aprendiendo de todo a mi alrededor. Involucrada en el periodismo social.