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El conjunto hispalense cayó derrotado en el Molinón a pesar de haber tirado cuantiosamente más que los sportinguistas. Una derrota intrascendente ya.

El Sevilla FC sigue sin saber lo que es ganar fuera de casa en la presente campaña liguera, y no será por intentarlo. El cuadro de Unai Emery pisó ayer el césped del estadio gijonés de El Molinón con la idea clara de que, a pesar de que el empate ante el Deportivo el domingo pasado le apeara de toda ilusión por optar a puestos Champions, la condición de ser el tercer peor equipo a domicilio de la Liga BBVA habría de desaparecer. Pero no pudo desquitarse de tal etiqueta.

Y no fue porque el partido se le pusiera a su favor de forma temprana, cuando llegado el minuto ocho, un centro de Llorente fuera cazado por Vicente Iborra para abrir el marcador a favor de los visitantes. Un tanto que parecía dislumbrar esperanzas al final de un túnel que ya cuenta por 34 las jornadas disputadas.

Ni tampoco sería porque no hiciese méritos como para ello. Muchos más que los que hiciera el cuadro asturiano. Y es que los sevillanos dispararon un total de ocho disparos bajo la meta del cancerbero local Cuéllar, obligándole al meta extremeño a parar en siete de ellos, por los tres tiros a portería que realizaron los gijonenses en todo el encuentro-de los cuáles dos irían dentro-.

De hecho, el sevillista Sergio Rico únicamente hubo de atajar un disparo en todo el envite, participando en un total de sólo 14 intervenciones en éste, por las 17 ocasiones en las que tuvo que actuar el ´Pichu´.