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El Sevilla tuvo el partido de cara tanto con empate a cero como con empate a uno, pero no supo tumbar a un Valencia que cuando la tuvo no perdonó.

El Sevilla llegaba, en teoría, en el momento propicio a Mestalla, con el Valencia tocado y un ambiente de cierta crispación en la grada. Era lógico pensar que el choque por poco daño que se hiciera al principio se podía encarrilar fácilmente. Pero ni una cosa ni la otra. Porque el Valencia comenzó mejor y cuando los de Unai Emery reaccionaron, apareciendo los nervios en los locales, no supieron aprovechar la situación. Y el Valencia, que aunque esté mal tiene magníficos futbolistas, no dejó pasar su momento cuando el fútbol se lo puso en bandeja.

El resultado de este domingo es duro. Duro y, dicho sea de paso, merecido. Al principio al Sevilla le costó entrar en el choque. Postiga y Jonas pudieron hacer el primero antes de que se cumpliera el cuarto de hora, pero el equipo despertó, aunque en ocasiones demasiado partido, y si no se fue al descanso ganando fue simple y llanamente por la falta de acierto a la hora de ejecutar en el momento de la verdad.

Varias contras clarísimas, sobre todo una en la que Jairo y Gameiro iban totalmente solos, quedaron en nada por la falta de precisión de los andaluces. Cuando mejor estaban los hispalenses, llegó el primer jarro de agua fría. Fede se aprovechó de la confusión producida por una caida de Mbia, se coló hasta la cocina y la puso atrás para que Jonas la mandara adentro. Con cara de tonto, o casi, se fue el Sevilla al descanso, una vez más lemantándose de lo que pudo ser y no fue.

En la reanudación el Sevilla tomó las riendas y salió jugando con gusto y mucho peligro. Tanto Víctor Machín como Gameiro lucían especialmente bien. El canario, asistido por el francés, dio el primer aviso. Gameiro no perdonó poco después, cuando tras el bote de un córner de Rakitic, Mbia peinó en el primer palo y el internacional galo machacó en boca de gol.

El empate envalentonó al Sevilla. El Valencia amenazó con venirse abajo, pero el equipo no aprovechó su momento. Cristóforo salió al campo por Gameiro, ganando presencia en la medular, pero a la postre perdiendo llegada. Mbia se multiplicaba en esfuerzos en un choque que acabó convirtiéndos en un intercambio de golpes. La tuvo Víctor Machín en una contra y en la siguiente jugada Jonás desde la frontal batió a Beto y dejó muerto a un Sevilla que todavía iba a recibir otro tanto más, firmado por Vïctor Ruiz. El partido, no obstante, estaba perdido desde antes.

Crónica facilitada por el Sevilla FC

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