carboneria

David Rafael Belmonte, el pintor sevillano, tiene una habilidad especial para parodiarse a sí mismo e ironizar con su creación pictórica.

Sara Rosati. Por ello, su obra está iluminada con tal ingenio que hace que veamos en lo ordinario una novedad. Belmonte es un artista que abarca varios campos del arte, desde la música hasta las artes visuales, aunque quizá sea la música la actividad en la que ha alcanzado mayor notoriedad. Desde un primer momento viene dejando constancia de su actividad como pintor, participando en exposiciones colectivas o interviniendo espacios alternativos.

Su obra, marcadamente figurativa, ataca, con frecuente insistencia, en atrevida forma, asuntos que vienen obsesionándole desde siempre y que proceden en modo táctico contra el morbo metafísico que padecemos. Su desmandado oficio de artista-pintor viene abundando en guiños visuales y formas imposibles, fabricante de imágenes despojadas de su propia intención, aunque cargadas de toda suerte de escurridizas referencias, porque proceden tanto del imaginario contemporáneo de la historia del arte como de la más ligera cotidianidad.

De este modo es como Belmonte incorpora en ‘Aprendiz de mucho’, en modo subversivo, algunos entretenidos ejemplos de prácticas artísticas actuales: un cierto neopragmatismo icónico, la crítica visual deconstructiva.

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