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A pesar de su prometedor inicio, la cinta italiana ‘Hungry Hearts’, seleccionada dentro de la Sección Oficial del SEFF 2014, acaba naufragando en su tercio final.

Como en la novela ‘Ciudad abierta’ de Teju Cole, la película de Saverio Costanzo alude a esos terrores invisibles que asolan la Nueva York post 11-S. En este caso, la trama adquiere tintes de drama sobrenatural, con ‘La semilla del diablo’ (1968) de Roman Polanski como referente inmediato e ineludible. 

La historia cuenta, mediante un uso eficaz de la elipsis narrativa, el enamoramiento y posterior vida doméstica en común de una pareja sobre cuyo pasado familiar se arrojan premonitorias sombras de infelicidad. Esa misma insatisfacción acerca de la vida en familia será la que complique la convivencia de la pareja protagonista tras el nacimiento de su primer bebé.

El comportamiento obsesivo de Mina, la protagonista femenina, se torna patológico al prohibir el contacto de su bebé con el exterior y negarse a alimentarlo siguiendo una dieta tradicional. El particular apocalipsis doméstico y vegano propiciado por su actitud deja buenos momentos, sobre todo aquellos en los que la cámara de Costanzo es capaz de captar con sutileza la conversión del espacio familiar en un entorno claustrofóbico sobre el que se cierne una sensación de insidiosa amenaza.

La mayor crítica a ‘Hungry Hearts’ es, sin embargo, que la historia no parece nunca confiar en sus propios supuestos de partida. La verosimilitud de lo contado se resiente de una ineficiente caracterización de la pareja protagonista y, sobre todo, de un final forzado e insatisfactorio a todas luces. La coherencia total de la propuesta temática y estética del filme queda comprometida por un cierre narrativo que no resuelve ni en la línea del drama sobrenatural, ni en la de la crónica desencantada más propia del drama doméstico convencional.
Mención especial, no obstante, para las interpretaciones de Alba Rohrwacher y Adam Driver, merecedores ambos de la Copa Volpi a la mejor interpretación en la pasada edición de la Mostra de Venecia.

La sección “Focus Europa: Austria” nos dejó una nueva pieza de no ficción, ‘Whore´s Glory’ de Michael Glawogger. La película, galardonada con el Premio Especial del Jurado en la Sección Horizontes de la Mostra veneciana, recorre y documenta tres diferentes enclaves de la prostitución en el mundo (Tailandia, Bangladesh y México).

El foco de atención del realizador austríaco se concentra en el retrato de las prostitutas y clientes que habitan unos espacios regidos por una lógica de los márgenes, sustentada exclusivamente en la satisfacción del deseo masculino y la explotación del cuerpo femenino. La película incluye, en esta línea, testimonios ciertamente estremecedores de algunas de las prostitutas cuyas rutinas, especialmente nocturnas, son reflejadas por la mirada de Glawogger desde el distanciamiento y el afán de objetividad.

La premisa de la observación respetuosa del universo retratado se registra en la puesta en escena, con la preferencia por una planificación del trabajo de cámara que tiende a respetar los espacios íntimos donde las protagonistas realizan sus servicios. Es por ello que la secuencia de la relación sexual delante de cámara de una de las prostitutas mexicanas, cerca del cierre de la cinta, parezca incongruente en el contexto global de la película.

Tras casi sus dos horas de metraje –algo excesivo, sobre todo por la duración de su episodio central en Bangladesh–, la película de Glawogger transmite una sensación de desasosiego y tristeza acerca de las condiciones de vida de los sujetos retratados. Aunque se detecta, igualmente, en esta propuesta cinematográfica la dificultad de acercarse a esos mismos sujetos –las mujeres explotadas sexualmente en todo el mundo– sin caer en la trampa de la espectacularización derivada de una mirada fascinada en la que todavía perviven prejuicios de género.