Imagen: Sergio Parra

Sevilla acoge estos días el estreno nacional de ‘Elling’, interpretada por Carmelo Gómez y Javier Gutiérrez. La obra narra una historia apasionante, pero se hace larga y es poco incisiva.

Poco más de media entrada anoche en el Lope de Vega para presenciar ‘Elling’, que se estrena en Sevilla durante este fin de semana. El teatro lucía radiante en la noche sevillana y, frente al frío húmedo conque avisa el invierno, su gallinero desprendía un calor sofocante. Alguna, incluso, tuvo que abandonar la sala.

Frente a butacas, palcos y paraíso, dos hombres. Dos locos. Carmelo Gómez (Elling) y Javier Gutiérrez (Kjell Bjarne). Da igual sus nombres, están locos y lo demuestran desde el inicio de la obra, dirigida por Andrés Lima.

El gobierno noruego les ha dado un piso porque, tras dos años en un psiquiátrico, aún no saben cuál es su enfermedad. Por ello, bajo la atenta supervisión de un funcionario del Estado, tendrán que convivir y aprender a salir a la calle y coger el teléfono (Elling) y a controlar sus instintos sexuales (Kjell). Y así, durante más de dos horas de función.

La versión de David Serrano de la novela de Ingvar Ambjørnsen se hace larga.  Los personajes son planos, aunque magistralmente interpretados. Elling y Kjell llegan alcanzar una gran amistad que emociona al espectador. Están sólos frente a la sociedad, y mediante sus confesiones alcanzarán la normalidad de la vida cotidiana. Ante un tema tan serio, el toque cómico es difícil de alcanzar. ‘Elling’ crea sonrisas, pero no arranca carcajadas.

En un decorado minimalista, pero muy bien aprovechado, los dos actores principales defienden su personalidad hasta el final. Logran sus objetivos, encuentran amigos, y mil historias más. Por medio, algunos clichés y mucho texto que, no obstante, no entorpece el ritmo de la obra.

Si quieren pasar un rato agradable, reír y conocer la realidad de un problema poco conocido, aún tienen una sesión esta tarde (19:30 horas) para disfrutar de las locuras de Elling y Kjell.

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