Antonio Juviñá, a la izquierda, junto a Carlos, uno de sus empleados, en su tienda de inciensos en la calle Águilas. Miguel Salvatierra

Antonio Juviñá Valenzuela (Sevilla, 1967) decidió dejar su empleo, un negocio inmobiliario en el que se mantuvo durante 20 años, para dedicarse a una de sus pasiones: el incienso. «Yo estudié para aparejador, y fíjate cómo he acabado», cuenta. Hoy, siete años después de lanzarse a esta aventura, abastece de este material a más de 200 hermandades en toda la geografía española.

Cada una de ellas con su incienso personalizado y basado en la idiosincrasia e imagen de la hermandad. Detrás de cada incienso hay decenas de horas de trabajo buscando el aroma perfecto para cada corporación.

CONTENIDO EXCLUSIVO

Puedes hacerte socio o registrarte gratis

Si estás registrado o eres socio inicia sesión

Periodista 'todoterreno'. Enamorado del balompié y de sus variantes. Apasionado por conocer. 'El fútbol es la cosa más importante de las menos importantes'. Arrigo Sacchi.