Metro de Sevilla / SA

Sus usuarios sostienen que, en caso de no poder utilizar el ferrocarril metropolitano, se desplazarían en vehículo privado o en autobús urbano o interurbano.

El Metro evitó sólo el pasado año la emisión de 9,3 toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera. Según datos aportados hoy por la Junta de Andalucía, los más de 16 millones de usuarios que se desplazaron en este medio de transporte que funciona íntegramente con electricidad favorecieron un uso responsable de los recursos. De hecho, los mismos usuarios aseguran que en caso de no poder utilizarlo tendrían que recurrir a medios motorizados, como el vehículo privado (40,7%) y el autobús urbano o interurbano (40%), según los datos obtenidos en la encuesta de satisfacción de 2017.

Esta reducción de emisiones a la atmósfera afecta también a otros contaminantes atmosféricos de carácter local que perjudican a la salud, como los óxidos de nitrógeno (8,56 toneladas/año), los hidrocarburos (1,27 toneladas/año) y las partículas en suspensión (0,75 toneladas año).

Por tanto, los más de 16 millones de desplazamientos en metro que se registra-ron durante 2017 han tenido un coste cero para el medio ambiente en cuanto a emisiones contaminantes, pues se trata de un medio de transporte que funciona íntegramente con electricidad, donde las emisiones de CO2 asociadas a su actividad se originan fundamentalmente en el proceso de producción de la energía eléctrica que consume, que en 2017 fue de 14.357.225 KWh.

Para reducir estas emisiones de CO2 -cuyo origen está en la producción de electricidad- Metro de Sevilla contrata el suministro eléctrico a empresas comercializadoras de energía de origen 100% renovable, además de producir energía fotovoltaica a través de paneles solares ubicados en las instalaciones de Talleres y Cocheras.

Según la calculadora de huella de carbono del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, la huella de Metro de Sevilla en 2017 se cifra en la emisión de 79,6 toneladas anuales, un impacto medioambiental mínimo, si se tiene en cuenta que el consumo medio doméstico de una familia española es causante de la emisión anual de alrededor de cinco toneladas de CO2. Esta cifra se ha calculado teniendo en cuenta las emisiones de CO2 que se llevan a cabo, que se limitan a las asociadas a emisiones residuales de los sistemas de refrigeración y climatización, y a los desplazamientos de vehículos de mantenimiento del metro que funcionan con combustibles fósiles.