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Una médica de atención primaria fue agredida por un familiar de una paciente en el Centro de Salud Virgen de Las Nieves de Los Palacios y Villafranca, la noche del pasado 25 de noviembre.
Los hechos ocurrieron alrededor de las 22:30 horas, cuando un grupo de cuatro personas accedió al centro vociferando y demandando asistencia urgente para una paciente que, según ellos, no respondía. Varios acompañantes que portaron a la chica, de unos veinte años y semiincoscientes, no aclaraban cómo había llegado a ese estado. En esos momentos, un equipo de dos médicos de familia, dos enfermeros, un celador y el apoyo de un equipo móvil de DCCU para asistencia con ambulancia, atendieron las urgencias de la localidad, fundamentalmente en el exterior del centro.
Nada más entrar al centro, una doctora trasladó a la paciente a la sala de exploración, acompañada por su enfermero, y solicitó a los acompañantes que permanecieran fuera, en la sala de espera, para poder evaluar la situación y atenderla en condiciones. Los familiares se negaron a salir de la sala y el tono de las amenazas a la médica fue subiendo de tal modo que, para rebajar la tensión, accedió a que entrara un acompañante que se identificó como tío de la paciente.
Lejos de facilitar la labor de la médica, el acompañante siguió amenazándole, incluso con el puño sobre la cara hasta tal punto que acudió otro familiar para sujetarlo e impedir que se abalanzara sobre ella. A pesar de todo, no cejó en su empeño, sino que pudo poner en peligro la vida de la propia paciente.
Cuando la doctora cogió una cánula orofaríngea para introducirla por la boca y asegurar la vía aérea de la paciente, quiso impedírselo profiriendo expresiones como «si se te ocurre hacerle eso que estoy viendo, te mato», y cuando pidió al enfermero que le colocara a la paciente una vía venosa para facilitar la administración urgente de medicación, se abalanzó impidiendo llevar a cabo el procedimiento.
La médica pidió a su equipo del centro de salud de los Palacios que avisaran de inmediato a la Guardia Civil para controlar la situación, lo que no hizo sino aumentar el griterío y amenazas como «si avisas a la Guardia Civil, te matamos». Cuando el agresor se percató de que ya se iban a personar los agentes del Cuerpo, se dio a la fuga y no pudieron detenerlo.
La docotora necesitó asistencia médica
La doctora fue asistida por sus propios compañeros del puesto de urgencias y del DCCU, quienes dejaron constancia del cuadro de ansiedad generado por la traumática experiencia vivida. La dirección del centro de salud de los Palacios se puso en contacto con la médica inmediatamente al tener conocimiento de la agresión. Le aconsejó que dejara de atender pacientes y no continuara en su siguiente turno, pero, a pesar de ello, la médica continuó hasta finalizar la guardia para no provocar sobrecarga a sus compañeros. De momento, ha declinado la posibilidad de darse de baja por la agresión.
El Interlocutor Policial para las agresiones a sanitarios habló con la doctora para ofrecerle acompañamiento a la hora de formular la denuncia y, como en todas las agresiones a nuestros compañeros, la facultativa ha sido asistida por los delegados del Sindicato Médico de Sevilla. Además, le han indicado el procedimiento aprobado por el propio SAS para las agresiones a profesionales y puesto a su disposición todos los recursos de su organización.
Denuncian la falta de protección en los centros médicos
El Sindicato Médico de Sevilla denuncia la falta de protección para los profesionales sanitarios de atención primaria. «Que la desprotección de los sanitarios es manifiesta resulta ser algo tangible y, por ello, no entendemos cómo puede solucionarse la protección ante las agresiones sin ninguna medida», afirma el sindicato.
«Para qué nos sirve un Plan de Prevención y Atención frente a Agresiones a Profesionales del Sistema Sanitario Público de Andalucía incapaz de dotar a los centros de medidas de seguridad activas o pasivas que verdaderamente protejan», añade. «Los profesionales sanitarios sabemos que en los centros de atención primaria de Andalucía no existen; los agresores, también», concluye el sindicato.