Entre los primeros proyectos realizados por la nueva imprenta de Gutenberg se encuentran la impresión de: opúsculos a una sola cara; imágenes piadosas, individuales o combinadas para formar libretos; miles de indulgencias para la iglesia católica, o sea, instrucciones para reducir la penitencia a cumplir y así ser perdonado por la comisión de algunos pecados.

«No enseñéis a nadie la prensa»

Era la consigna que el maguntino recordaba a sus socios, a fin de mantener el innovador secreto de su técnica impresora basado tanto en la fabricación de los caracteres móviles metálicos, a partir de una matriz en la que se grababan a punzón, como en el uso de una tinta de disolución más concentrada que la utilizada en la xilografía. Un secreto que dejó de serlo cuando Maguncia, la ciudad donde nació el inventor y desarrolló su invento, fue asaltada y saqueada la noche del 27 al 28 de octubre de 1462 por las tropas de Adolfo II de Nassau. Una invasión que provocó la diáspora de todo tipo de artesanos y comerciantes, entre ellos nuestro hombre, una forzada emigración que facilitó la rápida difusión del invento a lo largo del Rin y el hecho de que se abrieran nuevas imprentas en Suiza, Italia, Holanda, Francia o España: en Roma (1467), en París (1469), en Florencia (1471), o en Inglaterra (1476). Centrándonos en el suelo patrio, la primera imprenta estuvo en Segovia (1472) desde donde pronto se extendió a Barcelona (1475), Tortosa y Sevilla (1477), Lérida (1479) o Salamanca (1481).

Calle Pajaritos, placa Cromberger y calle Imprenta

Con sus 114 metros de longitud, comprendidos entre las calles Francos y Estrella en pleno casco antiguo de la ciudad (41004), lleva este nombre sólo desde 1938, aunque ya en 1665 se la conocía como Pajaritos, al parecer por una taberna así llamada y que aparece citada por Tirso de Molina en El burlador de Sevilla (1630). Aunque en ese ínterin de años tuvo otros nombres o incluso ninguno, por ejemplo, a finales del siglo XVI se la identifica como «la calle que va al imprimidor», aludiendo al taller de imprenta que la familia Cromberger tuvo instalado en ella desde comienzos de dicho siglo (1511); con posterioridad, a inicios del siguiente, esta vía pasó a ser llamada «de la Imprenta».

En la actualidad, sobre la fachada de color albero de la casa en cuyo solar estuvo, una placa nos recuerda, entre otros detalles, que de ella salieron las planchas de la primera imprenta americana; por cierto que fue aquí donde se imprimió, en 1519, el libro Suma de Geographia de Martín Fernández de Enciso, uno de los primeros libros de Geografía Mundial de la Historia. Y cuya portada, la esfera armilar que figura en ella, sirvió de inspiración para la que representa al Monumento Milla Cero de la Primera Vuelta al Mundo que luce desde 2010 en la Plaza de Cuba del arrabalero barrio de Los Remedios, allá en la orilla de poniente del río Guadalquivir.

Por último desde hace unas décadas tenemos una nueva calle Imprenta, eso sí no tan céntrica como la primera pues se encuentra en el este de la ciudad, en el Polígono Industrial ‘La Negrilla’ (41016), pero a cambio es bastante más larga, tiene una longitud de 1032 m, y está ubicada en mejor contexto urbano-temático pues le acompañan las calles Ilustración, Linotipia, Celulosa o Litografía entre otras más. O sea, que bien.

La «Biblia de Gutenberg»

Conocida también como «Biblia de Mazarino», «Biblia de 42 líneas» o «B42», es el primer libro impreso en Europa occidental con tipos móviles de metal (1455) y marca sin duda alguna el punto de inflexión tanto en la producción de libros como en la transición de la Edad Media a la Moderna, se considera que fue clave para la propagación de las ideas de Martín Lutero y con ello de la reforma protestante. Llamada así por el número de renglones a dos columnas que componen sus 1286 páginas, está impresa en dos volúmenes a tamaño folio y con ella Gutenberg quería demostrar que se podía elaborar un libro tan hermoso y perfecto, como los más soberbios manuscritos de la época y con muchos otros tipos de ventajas que aquellos ni tenían ni podían tener.

Ventajas temporales, se tardaron tan solo tres años en imprimirla, de 1452 a 1455; de mano de obra e instrumental, se cree que se emplearon cuatro prensas funcionando simultáneamente, seis tipógrafos y una docena de prenseros; de número de ejemplares, la tirada fue de 180 copias idénticas; de popularidad, aunque estaba limitada a solo 42 líneas por página dado el gran tamaño de la fuente, esta circunstancia se terminó por convertir en una aliada al facilitar su lectura y hacerla más popular entre el; económicas, las copias se vendían a 30 florines cada una, que venía a ser aproximadamente el salario de tres años para un empleado medio, una cantidad más que considerable sin duda pero, significativamente más barata comparada con lo que costaba una Biblia manuscrita simple., que podría llevarle a un solo escriba más de un año prepararla.

La Biblia de Gutenberg sevillana

De los 180 ejemplares en dos volúmenes que se presume salieron en 1455 de la imprenta maguntina de Johannes Gutenberg (45 en pergamino y 135 en papel), sólo se conservan en la actualidad alrededor de cuarenta, de los que en España existen dos, ambos en soporte papel. Uno, completo (los dos volúmenes), está en la Biblioteca Pública de Burgos y otro, pero sólo el segundo volumen, está en la Biblioteca General Rector Antonio Machado y Núñez de la Universidad de Sevilla. Un volumen que forma parte de los archivos hispalenses desde 1770, cuando la recién creada Universidad Literaria de Sevilla pasó a ocupar la que sería su sede durante doscientos años, en el edificio de la Casa Profesa de la Compañía, hoy Facultad de Bellas Artes en la céntrica y sevillana calle Laraña.

Catedrático de Física y Química jubilado. Autor del blog 'Enroque de Ciencia' (carlosroquesanchez@gmail.com)