Elvira Gómez, en el centro, escucha atentamente las explicaciones sobre el puente de Triana. Autor de la imagen: Álvaro Parsan (Lilivm)

Para Elvira Gómez, de 78 años, hoy es un día especial. Vuelve a Triana, su Triana. El barrio que tuvo que abandonar hace décadas cuando la especulación inmobiliaria motivó el exilio de miles de trianeros a la periferia.

Elvira, acompañada de su hija y su nieto, viene a redescubrir su barrio. Hoy participa en ‘Triana Legendaria’ una de las 17 rutas que Jesús Pozuelo, gestor cultural y fundador de Ispavilia, ofrece por la ciudad. “Quizás Triana Legendaria sea la ruta más especial para mí, porque mi madre nació en Triana, y mi abuela, y mi bisabuela, y mi tatarabuela…”.

Junto a Elvira y a su familia una cincuentena de personas sigue las explicaciones de Jesús con atención. Javier, de 12 años, ha venido con sus padres de Tomares. “Vimos la información por Facebook y nos pareció un plan interesante”. En el desaparecido Corral de la Parra, donde Elvira nació hace 78 años, no había Facebook, ni Twitter. Pero si que había redes sociales. “La solidaridad entre los vecinos de un corral era extraordinaria. Allí nadie se quedaba sin comer”.

Nuestro guía va desgranando para nosotros historias de la temática más diversa: desde los orígenes legendarios del barrio a la llegada del pueblo gitano, desde la cerámica a la vida de Juan Belmonte. Cuando llegamos a las inmediaciones del Guadalquivir las explicaciones de Jesús son interrumpidas por el reloj del Faro de Triana. Tras las campanadas, la guitarra de Ricardo Miño, incorporada hace pocos meses al sonido del carillón, pone las notas de la soleá trianera que solo hace unos minutos nuestro guía nos había explicado.

En la calle Rodrigo de Triana el grupo vive un recuerdo amargo. A Elvira se le empañan los ojos al ver la foto de los fusilados en ese mismo lugar durante los luctuosos acontecimientos de julio de 1936. “Al Corral de la Parra, donde ella vivía, vinieron a buscar a uno” comenta su hija.

De ahí nuestros pasos se dirigen a Santa Ana donde podemos ver el corral de vecinos en la calle Bernardo Guerra, uno de los pocos que sobrevivieron a la piqueta ambiciosa del pasado siglo. Desde corrales como éste, declarados ruinosos, partieron hace más de 50 años los trianeros que como Elvira ahora viven en Amate, Madre de Dios, La Candelaria, Los Pajaritos o el Polígono Sur. Pero ellos siempre vuelven a Triana en los ‘días señalaítos’. En La Velá o el Viernes Santo son fieles a su cita. Y todo esto sigue sucediendo porque a pesar de la distancia “siguen sintiendo el barrio como propio”, apunta Jesús para concluir.

Historiador y Periodista. Cuando era pequeño se dio cuenta de que lo suyo era contar historias. Le da igual si sucedieron en otro siglo o hace cinco minutos. En Sevilla le enseñaron a amar el mito, en...