En verano debemos potenciar el control sobre las redes a las que se conectan los menores/ Olga Diez (flickr)

En vacaciones, nuestros menores usan con más frecuencia smartphones, portátiles, tablets…Los adultos relajan las normas y los dispositivos se comparten en familia.

Las redes sociales, compartir fotos o jugar online se vuelven hábitos comunes para los más jóvenes, que además a veces se conectan, sin pedir permiso para ello, a redes WiFi poco seguras. “Con el smartphone, el niño aguanta perfectamente las tres horas de viaje”. “Mientras hacemos el check-in en el hotel, que se entretengan jugando online con la WiFi”… ¿Cuántas veces hemos dicho y hecho cosas como éstas, sin pensar en los riesgos a los que nos exponemos? El verano supone cambios en la rutina que afectan al ocio de nuestros menores. Pero algunas de las prácticas típicas de este período, como conectarse a Internet, suponen un serio riesgo para su seguridad y la de toda la familia.

Durante las vacaciones, es frecuente que los niños se conecten a redes WiFi en estaciones, hoteles o aeropuertos para jugar online, navegar despreocupadamente, revisar su cuenta de Facebook, enviar tweets o compartir fotos con sus amigos. Con frecuencia, incluso, usan las cuentas de sus padres, y muchas veces desde ordenadores públicos, con el riesgo de que las contraseñas puedan ser robadas, y los perfiles, hackeados.

Es recomendable que los adultos se mantengan especialmente alerta en estas fechas, que controlen los accesos de los menores a Internet. Y, ya que disponen de más tiempo, pueden aprovecharlo para ayudar a sus hijos a configurar sus cuentas en redes sociales en modo “seguro”, mostrándoles unas normas básicas y unos hábitos de navegación con garantías.