Los pediatras Rafael Espino, del Hospital de Valme con especialización en endocrinología pediátrica, y Cristóbal Coronel Rodríguez, del centro de salud `Amante Laffón´ han sido galardonados con los Diplomas de Socios de Honor. Ha sido durante la celebración conjunta de la la XXIII Reunión científica de las Sociedades de Pediatría de Andalucía Occidental y Extremadura (SPAOYEX) y la Sociedad de Pediatría de Andalucía Oriental (SPAO).
Esta distinción con el Diploma de Socios de Honor se ha realizado en virtud de los méritos científicos y profesionales de ambos profesionales, los cuales han compartido durante diez años la subdirección de la revista especializada `Vox Paediatrica´.
Rafael Espino Aguilar, cordobés, ejerce en el Hospital Universitario de Valme en la especialización en la endocrinología pediátrica. Por otro lado, Cristóbal Coronel Rodríguez, nacido en Bonares (Huelva) es actualmente pediatra de Atención Primaria en el Centro de Salud de Amante Laffón de Sevilla, además de ser Secretario de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria.
El Diploma de Socio de Honor, un reconocimiento más a su lista
Ambos pediatras disponen de la acreditación y reacreditación en nivel de Excelente por parte de la Agencia de Calidad Sanitaria de Andalucía. Poseen el nivel 5 de la carrera profesional y han formado parte de diferentes grupos de trabajo de la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía y del Ministerio de Sanidad y Consumo.
Ambos cuentan con múltiples publicaciones y comunicaciones a congresos internacionales y nacionales. Disponen de becas y premios científicos, de la participación en proyectos de investigación y actividad docente como profesores de Pediatría de la Universidad de Sevilla junto a la tutoría de médicos residentes, entre otros méritos. Además, ambos son académicos de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Sevilla.
Destacar su última producción investigadora, la firma de un artículo sobre los efectos psicológicos del COVID en los niños. Un estudio realizado a través de cuestionarios a escolares de 7 a 15 años que evidencia la “ausencia de alteraciones significativas” en el estado emocional.