Álvaro Lorenzana, Amara y la peqqueña India / SA

Álvaro Lorenzana, su pareja y su hija de tres años no pueden salir de Boracay, una pequeña isla de Filipinas donde, denuncian, el médico está contagiado de coronavirus. Sin ayuda de la embajada y con los hoteles cerrando, piden una solución. No son los únicos.

Junto a ellos hay más familias que aún no han logrado salir de la isla, de apenas 10 kilómetros, y al menos otro español: un guardia civil a quien la pandemia ha atrapado también en sus vacaciones. Álvaro, Amara y la pequeña India, de solo tres años, están a la espera de que un vuelo los saque del lugar donde el coronavirus ha convertido ya sus días de descanso en una auténtica pesadilla.

«Nos echan del hotel, la dueña nos ha dicho que nos tenemos que ir mañana o pasado». Solo tienen contratado hasta el 3 de abril, una fecha a la que se acercan sin soluciones. «No sabemos qué vamos a hacer mañana con India en la calle», señala Álvaro en un vídeo que ha enviado a sus contactos y con el que trata de pedir una ayuda que nunca llega. Denuncia también que la embajada española en Manila «se ha limitado a informar de algunos vuelos que quedaban todavía operativos, pero esos vuelos se han ido cancelando».

No les daban tampoco, en caso de lograr acceder a uno de ellos, «garantías de volver a España»: «El cónsul me dijo, píensate muy bien si vas a coger alguno de los vuelos que nosotros aunciamos, porque puede que te quedes tirado en Manila y por lo menos Boracay es un sitio agradable», señala Álvaro a este medio, mientras añade que «Amara y yo, si tenemos que pasar el coronavirus, nos hinchamos de paracetamol, nos vamos a Manila y ya nos repatriarán, pero con la niña esto es imposible».

Amara, además, padece de asma. «Como nos pase algo, no tenemos con quién dejar a India». La situación es angustiosa: «Esto va a correr como la pólvora, la gente no tiene conciencia, van sin mascarillas, se tocan…»; «en esta isla no hay agua potable, ya no se pueden comprar guantes, no hay mascarillas, falta antiséptico para las manos, faltan medicamentos», denunciaba.

Comparten situación con más familias europeas como una, de Estocolmo, con dos niños pequeños, con la que comparten también la sensación de asfixia. «A todos los que no son europeos ya se los han llevado: rusos, australianos… Incluso a por los alemanes han venido. A nosotros nos van a dejar para el final».

Los vuelos entre las islas están ya en suspenso, mientras «empiezan a cerrar los supermercados» y «el médico se ha contagiado de coronavirus», con lo que «han puesto a las enfermeras en cuarentena y han cerrado el hospital», denunciaba Álvaro en el vídeo original. «Necesitamos que os llegue la urgencia de la situación». Junto al resto de familias, esperan una ayuda que no llega y que cada vez es más vital. «No tenemos respuesta», confiesa, desolado.