sevilla-celta-vigo-oficial

La renta de cuatro goles que traía de la ida hizo buena el empate a dos en tierras gallegas, siendo pues el equipo que acompañe al FC Barcelona en la final de la edición centésimo décimo segunda de la Copa del Rey.

El Sevilla FC empató 2-2 ante el Celta de Vigo, haciendo buena la renta de cuatro tantos que llevaba de la ida y será el rival del FC Barcelona en la final de la Copa del Rey. Otra final más, y ya van en la última década; y es que la presencia del conjunto nervionense en ellas ha dejado hace mucho tiempo de ser cuestión azarosa o de suerte, para ser toda una realidad. Lo dicen los números para aquellos escépticos. El Sevilla es de finales.

El cuadro nervionense llegaba esta tarde a Vigo con la fiel idea de evitar toda relajación que subyaciera en el abultado a favor que arrastraba del primero de los partidos de la eliminatoria, y hacer un buen papel sobre el césped de Balaídos. Y así fue. Unai Emery alineó un once de gala, y éste respondió como bien sabe hacer, sufriendo pero cumpliendo con creces.

Tras unos primeros 25 minutos de tanteo, el encuentro comenzó a tomar ritmo, y eso lo aprovechó el Celta de Vigo, que merced a un pase perfecto desde el costado del chileno Fabián Orellana, Aspas abría el marcador para los locales y encendía la mecha de una posible pero improbable remontada. Una remontada que rememora aquellos grandes encuentros europeos ante Juventus(4-0) o Benfica(7-0), o el mismo duelo este año ante el FC Barcelona(4-1). Pero no fue posible.

Y no fue posible no porque no lo intentaran, ni porque la suerte no estuviese de su lado, ya que en un error de Sergio Rico al despejar un centro del celtiña Wass era aprovechado nuevamente por el ex sevillista Aspas para hacer volar a la afición gallega hacia un 2-0 que ya pintaba el panorama algo más colorido. Pero la fe se desvaneció apenas un minuto más tarde. Un error, esta vez de la defensa celeste, muy blandita durante todo el envite, permitió a Banega que pensara y ejecutara un disparo que disipase toda esperanza local y llevase el júbilo a la afición sevillista desplazada hasta Vigo y al propio banquillo visitante.

Se dinamitaba así un encuentro, que quiso incluso deparar mayor nerviosismo y fantasía al respetable de Balaídos cuando Sergio Rico cometiera penalti por derribar a Guidetti, pero que el propio delantero sueco enviase al palo para la frustación de todo afán vigués.

Fue entonces cuando el Sevilla quiso matar el partido, haciéndolo como mejor sabe hacer, viendo venir al adversario y saliendo rápidamente a la contra. Y así lo hizo. Llegado el minuto 87 de partido, una gran jugada del sevillista Vitolo por el costado derecho, finalizaba en un disparo del propio futbolista y el rechace era alojado en las mallas por el ucraniano Yevhen Konoplyanka, cerrando pues el partido, la eliminatoria y el pase a la final de los nervionenses.

Así pues, el Sevilla FC será el rival del FC Barcelona en la final de la centésimo décimo segunda edición de la Copa de S.M. el Rey, que tendrá lugar el 21 de mayo en una sede aún por definir.