Las Fiscalía mantiene su petición de 17 años para el exmilitar cubano, presunto autor del asesinato de la gasolinera de Carmona en 2015.

La Fiscalía ha mantenido su petición de 17 años de prisión, por un delito de asesinato y diez meses de cárcel por un delito de tenencia ilícita de armas, para el exmilitar cubano acusado de la muerte de un hombre, el 27 de noviembre de 2015, en una nave de la urbanización ‘Mataluna’, en Carmona.

Sin embargo, el Ministerio Público retiró ayer, jueves 5 de abril, la petición de indemnización para la viuda. La mujer renunció a esta indemnización en la sesión del miércoles, según han informado desde agencias, en el juicio con jurado popular que se celebra en la Audiencia Provincial de Sevilla.

De su lado, la acusación particular que ejerce la familia de la víctima reclama para cada uno de los dos acusados, el exmilitar y su patrón, 25 años de cárcel por un delito de asesinato, dos años de prisión por el delito de tenencia ilícita de armas y tres años de cárcel por un delito de encubrimiento, modificando su petición indemnización, solicitando un total de 420.000 euros, en concreto 100.000 euros para cada una de las tres hijas de Manuel y 120.000 para los padres del fallecido.

En el caso de la defensa del exmilitar, que ha reconocido haber disparados dos tiros «a quemarropa» a la víctima sin darle la posibilidad de esconderse ni defenderse, niega que se trate de un asesinato y alega que este hombre actuó «en defensa de su patrón y protector» presa de un «arrebato». La persona que le había «acogido» en España estaba siendo amenazada, según el acusado. Por eso, demanda que la condena se reduzca a un delito de homicidio por el que propone diez años de cárcel, más seis meses de prisión por la tenencia ilícita de armas.

Cabe recordar que según la juez de Primera Instancia e Instrucción número tres de Carmona, todo sucedió entre las 12:00 y las 13:00 horas del 27 de noviembre en una finca en la urbanización ‘Mataluna’ de Carmona y donde el exmilitar cubano trabajaba como guarda.

En un auto recogido por agencias, la juez instructora relata que las pesquisas habrían puesto de relieve que la víctima había acudido a esta finca, «en compañía de otras tres personas y para reclamarle el pago de una deuda cuyo origen se desconoce».

En un contexto en el que la víctima y el dueño de la finca se habían enzarzado en una discusión y uno de los acompañantes del primero portaba «una barra de hierro», la juez detalla que el exmilitar salió de una nave de la finca con una escopeta «que consta en la base de datos como sustraída» y, desde una distancia de entre uno y dos metros, disparó en la región abdominal del fallecido, realizando un segundo disparo en la zona lumbar.

Tras ello, los tres acompañantes de la víctima de los disparos huyeron con él a bordo del coche en el que habían llegado a la finca e intentaron trasladarlo a un hospital de Sevilla capital. No obstante, «ante el empeoramiento» de la víctima y el «denso» tráfico, alertaron a los servicios de urgencia y detuvieron el coche en una gasolinera enclavada frente al polígono Calonge de Sevilla.

Hasta allí llegaron agentes de la Policía Nacional y profesionales sanitarios, quienes finalmente certificaron la muerte de Manuel a las 16:01 horas. El exmilitar cubano huyo tras los hechos y fue detenido por la Policía Nacional varios días después.

En la sesión de este jueves ha declarado como testigo el jefe del Grupo de Homicidios de la Policía Judicial del Cuerpo Nacional de Policía en Sevilla, que ha valorado la colaboración del dueño de la finca para la identificación y detención del autor de los disparos.

El jefe del Grupo de Homicidios ha narrado que en torno a las 15:30 reciben un aviso de que hay una persona fallecida en una gasolinera, encontrando allí a tres personas, quienes trasladaban el cuerpo de la misma. Éstos comienzan a contar «cosas inverosímiles y muy raras» sobre lo sucedido.

Estos tres son trasladados a la Comisaría para tomarle declaración, contando dos de ellos, «una mentira» y que «no habían estado» en la nave. «Iban cambiando de versiones», ha asegurado el agente policial. Por su parte, el tercer acompañante cuenta que habían acudido los tres junto a la víctima a una nave del ‘gordo’,  para «discutir» por una deuda y «estando allí entró un empleado y disparó».

Ese mismo día, según ha declarado el jefe del Grupo de Homicidios, recibió una llamada de un abogado informándole de que la víctima «un amigo suyo» y que un «excliente» le había trasladado lo sucedido, que «un empleado suyo» había disparado a un hombre y que «tenía miedo y había huido», a Llerena (Badajoz), según comentó el propio acusado en su declaración pero que no ha sido comprobado en la investigación.

Posteriormente, según ha continuado explicando, habla con el patrón de la finca y éste le traslada que «ha sido un empleado suyo y en su finca, que cuenta con sistema de cámaras y está todo grabado».

La Policía, que tenía el teléfono del exmilitar ‘pinchado’ monta un perímetro de seguridad en la zona para intentar detenerlo, aunque se encontraba en una zona de difícil acceso y que suponía un riesgo para los agentes.

Sobre las 03:00 horas, según ha narrado el jefe del Grupo de Homicidios, volvieron a la nave con el técnico y éste le dijo que el sistema «no estaba grabando», aunque extrajeron el disco duro pero no se ha podido extraer imágenes porque «no hay», descartando que hubiera un borrado. En este sentido, días más tardes conocieron que existía otro sistema de seguridad, robado días antes de tener conocimiento del mismo.

«Me gritaba que lo matara»

Tras eso, trasladaron al dueño de la finca a la Comisaría para tomarle declaración. Según éste, se había producido «una discusión acalorada por negocios y su empleado disparó a su amigo». «Comenzamos una caza al hombre muy complicada, pues el exmilitar cubano es un experto en técnicas de supervivencia», ha señalado el jefe policial.

«Todos los días detrás de él, caserío por caserío y con el helicóptero, diciendo cosas por el móvil para despistar», ha añadido al respecto, añadiendo que al cabo de los días se percataron de que «mentía mucho».

Una vez vadeó el río Guadaíra, el autor de los disparo llamó a su patrón para pedirle referencia para conseguir trabajo. Éste recogió lo recogió en la finca La Verdad para dirigirse a otra finca en Dos Hermanas en la que habría un empresario amigo suyo para contratarlo. Tras subirse al vehículo, el dueño llamó a la Policía y éstos interceptaron el trayecto y detuvieron al exmilitar.

Entonces comenzó el interrogatorio del principal acusado, «no poniendo problemas para decir lo que había sucedido». » El acusado dijo que habían le había golpeado, que estaba rodeado y que la víctima tenía una pistola. Pensó y manifestó que creía que lo iban a matar», ha explicado el jefe policial, quien ha indicado que el detenido dijo que «el dueño de la finca, y persona que le había  entregado,  llegó ordenar que lo matara», algo que no ha sido corroborado por ninguno de los testigos de los hechos.