La Romería de Escardiel da lugar a una de las movilizaciones populares más importantes en Castilblanco de los Arroyos de camino hasta la blanca ermita / Juan C. Romero

Es una de las tradiciones más antiguas de cuantas tienen lugar en la Sierra Norte de Sevilla, y da lugar cada año a una de las movilizaciones populares más importantes en Castilblanco de los Arroyos. Como cada sábado del segundo fin de semana del mes setiembre las puertas de la Dehesa de Escardiel se abren para acoger al pueblo que a pie, a caballo o en cientos de carretas se entrega a los caminos junto al Simpecado de su hermandad para vivir la Romería de la Virgen de Escardiel, ‘Real’ por decreto del rey Fernando VI.

 

Juan C. Romero. Venerada en su ermita a 5 kilómetros de la población, la Virgen de Escardiel moviliza a todo un pueblo con motivo de la Real Romería que se inicia este mediodía.

Días atrás los castilblanqueños pusieron su empeño en engalanar unas carretas o remolques en los que portar lo imprescindible para  disfrutar  de una celebración que cada año marca el final del verano. A las tres de la tarde el Simpecado será portado hasta su carreta a las puertas de la Parroquia del Divino Salvador, para poner en marcha una comitiva de la que participan cientos de carretas y caballistas.

Es un camino corto el que les llevará hasta la Ermita blanca de  la Virgen de Escardiel al caer la tarde. Los romeros lo hacen lentamente disfrutando del encuentro con amigos y familiares, dado que son muchos los emigrantes que aprovechan la romería  para regresar a Castilblanco.

Al calor de las barbacoas la noche transcurre entre los cantes de los peregrinos en torno a las encinas y alcornoques de la dehesa de Escardiel, que el resto del año dan sombra o cobijo al ganado.

Tras el rezo del Santo Rosario a las 12 de la noche, los fieles de esta antiquísima advocación mariana aguardarán el momento de portar las andas de la Virgen de Escardiel que entrada la madrugada procesiona por el Real de la Ermita finalizando su recorrido con la tradicional “puja de bancos” por la que los escardieleros realizan sus ofrendas, animados por los cantes y sones de flautas y tamborileros, ante la imagen. Las donaciones más altas tienen el honor cada año de portarla de vuelta a su altar donde permanecerá hasta la próxima romería.

A media mañana del domingo se celebra la Santa Misa en honor al Cristo de los Vaqueros  y, por la tarde, las carreras de cintas a caballo sirven de previa al canto de la Salve de despedida.

El camino de vuelta hasta Castilblanco se realiza con igual  o más entusiasmo. Son los últimos cartuchos de un tiempo que se va. Y a su llegada, en la noche del domingo, tiene lugar el desfile y entrega de trofeos a los mejores caballistas, carretas de bueyes y remolques ante la carreta del Simpecado a las puertas de la Parroquia del Divino Salvador.

Las fiestas de la Virgen de Escardiel comenzaron la semana pasada con el triduo en la Parroquia del Divino Salvador, y el mismo fin de semana, con la celebración de un festival flamenco y la subasta popular de la hermandad en la plaza de El Puente, que finalizaron de madrugada con la suelta de varios toros de fuego.

No obstante, desde la festividad de la Asunción de la Virgen, el pasado 15 de agosto, se ha venido rezando cada día a las 12:00 de la mañana el ángelus al Simpecado de la Virgen de Escardiel, en su capilla en la nave derecha del templo parroquial.

Cabe recordar que desde 1997 la Virgen de Escardiel fue la única talla de Castilblanco a la que el Ayuntamiento de la localidad impuso la Medalla de Oro de la villa, que el pasado mes de junio recibió también el Patrón, San Benito Abad, cuya Venida después de 19 años dio lugar a la celebración de numerosos actos con carácter extraordinario en los que participaron todas las hermandades locales, las filiales de Cantillana, Brenes y Tocina-Los Rosales, y otras corporaciones próximas a la Matriz.

Escardiel desde el siglo XIII

La Virgen de Escardiel es una talla anónima de las llamadas alfonsinas o fernandinas, como la Virgen de los Reyes en Sevilla o la Virgen del Rocío de Almonte, de altura académica y fechable hacia el siglo XIII, si bien muy reformada posteriormente, fundamentalmente en el siglo XVII cuando fue  la talla primitiva fue mutilada para dotarla de candelero y adaptarla a la moda de la época.

Según la tradición popular, la imagen llegó a la Sierra Norte de Sevilla, a la zona conocida entonces como ‘Fazcardiel’ (campo de cardillos) en el año 1.247 durante la conquista de Sevilla por parte del rey Fernando III El Santo. El monarca adquiere entonces los terrenos donde se asentaba el actual municipio de Castilblanco de los Arroyos y su término que pasaron a ser zona de realengo como cazadero real.

Además, cuentan las crónicas que era costumbre en la Corte Real de Fernando III, alentado por su gran devoción mariana, erigiese ermitas consagradas a la Virgen María en todos los territorios salvados del dominio musulman, por lo que es posible que la Imagen fuere depositada en la zona de Escardiel durante la Reconquista de este enclave. Su romería, ‘Real’ por reglamento y decisión del Consejo de Castilla bajo el reinado de Fernando VI en 1752,  se celebraba antaño coincidiendo con el día de la Asunción Gloriosa, el 15 de agosto.

En la misma ermita donde se venera la talla de Ntra. Sra. de Escardiel en la sierra de Castilblanco, se le da culto al Stmo. Cristo de los Vaqueros, obra de un joven Francisco Antonio Ruiz Gijón talló en 1677 y entregó a la corporación en diciembre del mismo año.

El Cristo de los Vaqueros es un crucificado que debe su nombre a que, según la leyenda, eran los vaqueros y campesinos de la zona los que costeaban sus cultos y mantenían siempre una lámpara encendida para iluminar la imagen en la nave izquierda del presbiterio de la ermita.

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