Las salas están dedicadas a la Educación y la Universidad, la imprenta y el periodismo y la mítica sombrerería ‘El bombo’.
La alcaldesa de Osuna, Rosario Andújar, ha inaugurado esta mañana tres nuevas salas que abren sus puertas al público en el Museo de Osuna, al que ha definido como “un proyecto en el que, desde que abriera sus puertas, se han implicado todos los vecinos de Osuna y del que se ha conseguido que sea un museo cuyas salas se estén llenando de contenidos y que estos no sean estables, sino que presenta una temática cambiante”.
Con respecto a las tres nuevas salas, la primera está dedicada a la Educación y la Universidad y con ella se pretende mostrar cómo la educación ha ido evolucionando desde ser exclusiva para los varones de las clases sociales dominantes, excluyendo a las mujeres, hasta convertirse en la actualidad en una educación universal que llega a todos los sectores sociales y que incluye a ambos sexos.
La segunda de las salas está dedicada a la imprenta y al periodismo, centrado especialmente en la historia política y social de la localidad, pues en ella se ofrece la historia del último siglo de Osuna, que ha ido avanzando desde la época en la que dominaba el caciquismo en todos los ámbitos de la vida hasta alcanzar la sociedad democrática actual. La posibilidad de disponer de una sala con esta temática específica ha sido gracias a la donación que ha realizado la familia Torrejón Real y los hermanos Álvarez Nuño (hijos de Rodolfo Álvarez Santaló).
Estas dos salas están compuestas en forma de ‘L’ por lo que el nexo de unión entre ambas es la figura del personaje Francisco Rodríguez Marín –quien fuera, entre otros cometidos, periodista y director de la Biblioteca Nacional.
Finalmente, la tercera de las salas está dedicada a la emblemática y mítica Sombrerería ‘El Bombo’ de Osuna, un comercio que estuvo más de 100 años abierto – siendo el comercio más antiguo de la localidad- y que ahora ha sido donada en su totalidad al museo por Milagros Andújar, haciéndose con todos los elementos (mostrador, vitrinas, cajas de sombreros y el mítico ‘muñequito Andújar’) una labor de restauración extraordinaria, de tal manera que la entrada en la sala recuerda perfectamente cómo ha sido durante ese siglo esta sombrerería.