Uno de los contados programas que en la televisión de hoy ejercen la crítica política-social es En Portada, uno de cuyos capítulos recuerdo ahora: ‘El orden criminal del mundo’, con guión y dirección de un periodista excelente, Vicente Romero, y con entrevistas al ensayista y relator de la ONU Jean Ziegler y al escritor uruguayo Eduardo Galeano.

Miguel Ybarra Otín. Me limito a citar literalmente algunas de las ideas que en el documental se expresan al respecto del funcionamiento de una economía mundial estructuralmente asesina. Comienzo con palabras de Jean Ziegler: “Los verdaderos amos del mundo hoy en día son invisibles, no están sometidos a ningún control social, sindical, parlamentario. Son hombres en la sombra que detentan el gobierno del mundo. Detrás de los estados, detrás de las organizaciones internacionales, hay un gobierno oligárquico de muy poca gente. Muy poca gente, pero que cuenta con una potencia, una influencia, un control social sobre la humanidad como jamás un papa, ni un emperador ni rey alguno han tenido a lo largo de la historia de los hombres”.

“El  estado nacional que surgió de la Revolución Francesa del siglo XVIII es un estado territorial: sus leyes dejan de tener efecto más allá de las fronteras, así como su policía y su Justicia. Su gran poder de legislar está limitado por el territorio. Sin embargo, los amos del mundo, los amos del capital financiero mundializado, son totalmente independientes de cualquier forma de territorio” (Jean Ziegler).

“El capitalismo de hoy, con el mercado mundial unificado como instancia única, con esa mano invisible que decide quién vive y quién muere en este planeta es en realidad un killer capitalismus, término que los economistas marxistas alemanes inventaron: el capitalismo de la jungla que mata, que asesina. Todos los días, según la FAO [Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación], 100.000 personas mueren a causa del hambre o sus consecuencias directas. El año pasado [2005], cada 5 segundos un niño de menos de 10 años moría de hambre. 856 millones de personas, 1 de cada 6, ha permanecido malnutrida de forma grave y permanente. La pirámide de mártires aumenta mientras según la FAO, el planeta puede abastecer con 2.700 calorías por día para adultos a 12.000 millones de habitantes, casi el doble de los que somos. Es decir, en esta matanza cotidiana del hambre no hay fatalidad alguna” (Jean Ziegler).

“Es incomprensible, es impensable, es absurdo, es injusto, que el primer mundo esté exigiendo al mundo africano que pague las deudas de un capital que han sido ya pagadas. Esto está suponiendo quitar esta comida a estos niños. Esto no va a ayudar nada allí [Occidente] y esto está quitando la comida a nuestros hijos: eso es criminal. Es como un genocidio organizado a un nivel internacional” (Ángel Olaran, misionero en Etiopía).

“Lo que se pone en cuestión radicalmente son los valores de las luces que durante 250 años nos han dado la república, los estados democráticos, los valores fundamentales: el tipo de civilización con el que hemos vivido. Y cuando decimos que la economía ya no es una actividad humana, que el Neoliberalismo no es una actividad humana, sino la traducción de una realidad, de un número determinado de leyes naturales, lo que hacemos es expulsar al hombre de su papel como sujeto de la Historia, y con ello negamos frontalmente todos los valores de las luces: la solidaridad, los derechos del hombre, la autodeterminación, el gobierno por delegación revocable, etcétera.” (Jean Ziegler).

“Cuando vemos las consecuencias de las privatizaciones, de las fusiones y de las deslocalizaciones… cuando te dicen que tal empresa va a suprimir 1.000 empleos, tú te dices: países civilizados, ricos, que disponen de dinero, que prefieren concentrar el dinero entre las manos de un puñado de multinacionales, de un puñado de poseedores, si Europa es capaz de dejar en el paro a sus propios ciudadanos, ¿qué es lo que Europa guarda para África? Por eso digo que no hay un problema de migración: hay un problema con el sistema económico mundial” (Aminatu Traoré, ex ministra de Costa de Marfil).

“’Libre circulación de las personas’: qué broma de mal gusto, en un mundo donde hay millones y millones de migrantes, de expulsados por las sequías, por esas catástrofes llamadas naturales que de naturales no tienen nada, o por las dictaduras, o por las guerras, que deambulan buscando ¡casa! Y se encuentran con que les cierran la puerta en las narices” (Eduardo Galeano).

Y concluyo de nuevo con Ziegler: “No podemos considerar como normal y natural la destrucción de 36 millones de personas el año pasado [2005] por culpa del hambre y la desnutrición. No hay que aceptar lo que los amos del mundo dicen: ‘son las leyes naturales de la economía, no podemos hacer nada al respecto, es normal morir de hambre en Etiopía porque hay sequía, porque la gente no sabe trabajar…’ Porque si hubiera un solo muerto de hambre en París, habría una revuelta”.

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