La crisis en curso en la planta número 1 de energía nuclear de Fukushima debe ser considerado como un desastre hecho por el hombre. Naoto Kan, ex primer ministro japonés, lo aseguraba en una entrevista al periódico Yomiuri Shimbun.
Kan, tras dimitir el 27 de Agosto, aseguró que había sido un problema de comunicación. El ex ministro dijo que los dos organismos de control de la seguridad de la planta no fueron capaces de prever la explosión y por ello no pudieron hacer frente a las circunstancias de ésta. Kan reveló además que el problema de comunicación estaba en la compañía operadora de la central, la Tokyo Electric Power Company (TEPCO). Cerca de la planta existía un centro de emergencias para crisis que poco después del accidente fue anulada según Kan.
Paralelamente, mientras que las autoridades japonesas aseguran que la crisis se debió a una mala gestión por parte de TEPCO, la Fundación Príncipe de Asturias les otorga el premio a la concordia a los ‘héroes de Fukushima’. Las tareas de rescate se llevaron a cabo en condiciones extremas, como elevada radiación, escasa alimentación y agua potable… el jurado también resalta que el comportamiento de estas personas encarnan los valores más tradicionales de la cultura japonesa, como lo son el sentido del deber, la valentía o el sacrificio personal.
Lo que no mencionan es que uno de los grupos de rescate estaba formado por miembros de la TEPCO. ¿Casualidad? No lo creo. Tras conocer que sus valores son el sentido del deber y el sacrificio personal, es obvio pensar que aquel grupo de rescate que para la Fundación es tan valerosa por su labor desinteresada en realidad no lo era. Si la crisis fue un error del hombre y un problema de la gestión y comunicación de TEPCO, lo raro hubiese sido que los empleados llenos de culpa no hubiesen actuado como lo hicieron. Aunque no le resto importancia a su labor, por supuesto.
Lo que parece claro es que las paradojas se suceden en este asunto. No importa los siglos de evolución que tengamos, el mito del hombre es el lobo para el hombre sigue estando muy presente en nuestros días.