Desde este pequeño atril de papel y con vuestro permiso me presento con más dudas que certezas. Ilusión y un lápiz mordido, escaso ya, que subraya cuanto le grita a los ojos para reflexionar. A veces, escribir sobre geografías alejadas a la de uno mismo, pudiera parecer, más que un ejercicio de síntesis, un psicoanálisis pretencioso. Incisivo. Por este motivo, y con la ayuda de algunas disciplinas sociales, cada jueves intentaré aportar elementos que puedan acercarse a esa realidad siempre tan compleja que es el sistema internacional. Acompañaré a Belén Zurbano, Jesús Benabat, Mercedes Serrato y Álvaro Ballén en la empresa del desnudo digital; sin prisas y con buena letra. Al menos lo intentaré.

A finales del siglo pasado el politólogo Zbigniew Brzezinski teorizaba en uno de sus libros sobre el tablero mundial como metáfora de lo que se había convertido el sistema internacional tras el desmoronamiento de la Unión Soviética a principios de los noventa. Efectivamente, el poder estadounidense no tenía entonces -y ahora parece que tampoco- ningún jugador de facto que pudiera hacer tambalear su hegemonía mundial: “En mi casa jugamos así y estas son las reglas que yo establezco”. Afirmación que cualquier hijo de vecino tras escurrir el bulto por tanta prepotencia resumiría en aquello de: “Lentejas… O las tomas…”.

La maquinaria cultural y política que emana desde Norteamérica (cine, prensa, música o literatura) no tiene festivos; trabaja de manera sutil día y noche. Como afirmaba el sociólogo Herbert Schiller, para que la propaganda funcione debe parecer inexistente. Por eso, que el espaldarazo, este pasado martes en Viena, de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) a las teorías del ‘eje del mal’ sobre las intenciones del gobierno iraní de desarrollar una bomba atómica, me hace activar, en términos castrenses, el tenderete de alerta temprana. La posibilidad de un próximo choque bélico contra Irán se acentúa. Y en mi imaginario no puedo evitar acudir a los informes previos a la guerra ilegal de Irak donde se pretendía hallar armas de destrucción masiva. ¿Os suena de algo?

El engranaje empieza a adquirir nivel naranja y los conglomerados mediáticos se apresuran a difundir el binomio indisociable Irán-arma nuclear. El País, ABC, Público, La Vanguardia y El Mundo parece que no vieron sospechosa la información que les facilitaban las agencias, y cito textualmente: “Una fuente diplomática cercana a la AIEA” o “altos funcionarios que hablaron bajo la condición del anonimato”. Se observa lo riguroso del asunto. ¿Y qué opina el pueblo iraní? Parece complicado que nos lleguen este tipo de declaraciones pero si fuera así, habría que desmenuzar quién está detrás de la noticia porque actualmente hay más de cuarenta televisiones que emiten en lengua persa desde los Estados Unidos.

Actualmente Irán cumple con el Tratado de No Proliferación (TNP) amparándose en el artículo 4 que subraya la utilización de la energía nuclear (no confundir con bomba atómica) con fines pacíficos y civiles, por ejemplo, médicos. El TNP entró en vigor el 5 de marzo de 1970 y estableció una suerte de países que podían tener armas de destrucción mientras que el resto no. Por desajustes del sistema internacional este selecto grupo es, llamativamente, el mismo que forma el Consejo de Seguridad de la ONU. Además de EEUU, Gran Bretaña, Francia, China y Rusia, poseen ojivas nucleares la India, Pakistán, Israel y Corea del Norte y ninguno de estos cuatro últimos países se encuentra en el TNP. Irán sí.

Desde la revolución de 1979, Estados Unidos ha perdido el control de la segunda reserva de gas y petróleo del mundo, este último dato con la venia de Repsol YPF tras el hallazgo, en la Pampa, de uno de los mayores yacimientos de crudo del mundo. El pretendido control geopolítico norteamericano en el antiguo imperio Persa y, por agregaduría, en Asia central, parece querer imponerse: primero, por la articulación de informes y comunicados in extremis y, segundo, por la lógica de la superioridad militar. Cuando se trata de ‘lo nuclear’ ¿pensarán en la humanidad? Imagino, que más bien especularán con el propio sistema económico. Después de todo, las guerras históricamente han reactivado la economía.

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