visglerio-27-09-16

Cuando yo hice la mili, y de eso hace ya una eternidad, recuerdo que se contaba un chiste sobre un desfile de jura de bandera en el que un recluta de una compañía de más de cien soldados marchaba con el paso cambiado mientras su madre, desde la tribuna, se deshacía en elogios por su forma de desfilar y criticaba lo mal que lo hacían los noventa y nueve restantes. Aquel chiste malo no era más que un esperpento de hasta dónde puede llegar el amor de una madre.

La historia del desfile podríamos aplicarla a la actualidad política; más concretamente al desfile y a los bandazos políticos de los dirigentes socialistas en los últimos tiempos. Que el PSOE está en caída libre desde el año 2011, es algo incuestionable, y que sus dirigentes no se ponen de acuerdo para buscarle una solución, también parece claro.

En el desfile actual, la madre podría ser Susana Díaz y el recluta torpe Pedro Sánchez, con una gran diferencia respecto al chiste: en la realidad actual la madre no se dedica a elogiar al hijo, que todos critican, es ella la primera entre los críticos, aunque mande a otros en la grada a dar las voces que a ella no le interesa dar.

Tras la caída de Rubalcaba, Susana Díaz, que siempre había estado soñando con bajar de la tribuna y dirigir la compañía, apostó por Sánchez frente a Madina en las primarías del PSOE pensando que esté se comería el marrón de la debacle socialista y ella llegaría después, no como salvadora de la compañía, sino de todo el regimiento.

El tiempo le dio la razón y Sánchez ha acarreado en dos ocasiones seguidas los peores resultados de la historia del partido. El hándicap para Susana es que, como el “instrumento” de su estrategia se sabe utilizado y amortizado, no va a tirar la toalla, fácilmente, para dejarle el camino expedito.

El drama de toda esta historia es que Sánchez juega a interpretar el papel cinematográfico de “solo ante el peligro”, no por valentía sino por temeridad y parece que por egoísmo y por despecho. El problema para el país no es que él lleve el paso cambiado, el problema es que, en el PSOE, cada día que pasa, cada cual va desfilando marcando el paso que le parece.

Y si Sánchez, en su estrategia de huida hacia adelante, se sale con la suya y, finalmente, se celebra el congreso del partido sólo conseguirá hacer evidente el alcance de la división de su partido. Entre la tropa sólo quedará, entonces, esperar que alguien grite: ¡compañía rompan filas! Para que cada uno salga corriendo huyendo del fuego amigo.

Hijo de un médico rural y de una modista. Tan de pueblo como los cardos y los terrones. Me he pasado, como aparejador, media vida entre hormigones, ladrillos y escayolas ayudando a construir en la tierra...