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Hace unas semanas, se propagaba por toda la red social del ‘pío-pío’ una descripción de Arturo Pérez-Reverte en que comparaba a Mariano Rajoy con una liebre paralizada en mitad de la carretera, deslumbrada por los faros, esperando ser atropellada. A la peña le encantó aquello, no es para menos, era un símil muy certero.

Sin embargo, en este lento devenir de las cosas, algo ha cambiado. Siguiendo con las comparativas animales, yo ahora tengo en mente a esas especies que se hacen pasar por cadáveres cuando el depredador de turno ronda por los alrededores. Criaturas cuya arma de defensa es hacerse el muerto y rezar lo que se sepa, en el caso de que los animales recen. Rajoy se me asemeja a eso. Es ahora esa especie animal, en ese momento concreto de la supervivencia al límite.

La cuestión no es juzgar ese comportamiento, que seguro tiene un nombre específico y en latín para quienes estudien estas cosas, la cuestión es que si tu técnica es esa, no puedes quejarte de lo que venga después.

El otro día, desde las filas gavioteras decían que Pedro Sánchez se comportaba como el candidato del rey, y que no debía hacer tal cosa. ¿Por qué no? Por una vez la opinión pública, el PSOE y el propio Pedro tienen claro quien es este y que pinta, es el candidato del rey. Ni en sus mejores sueños pensó este señor que llegaría a eso, pero así ha sido, y en parte, está en esa situación porque Mariano, el bueno de Mariano, no ha sido capaz una vez más de llevar a cabo el papel que le había tocado.

No es nuevo lo de escurrir el bulto, este señor ha sido político demasiados años como para no haber jugado la carta del escaqueo a distintos niveles de la jerarquía política; pero lo de esta vez ha sido de Matrícula de Honor. Decirle «No, gracias» a Felipe VI, hacerse el muerto y esperar a ver que pasa. Imagino que en su partido tienen ganas de echarle una manta por la cabeza y darle una tunda… También quiero imaginar que este inocente comentario no se considere que enaltezca nada, que ya no se sabe que decir y no…

Los mínimos movimientos de este hombre han sido aceptar bromas telefónicas, que se ve que lo llama poca gente y atiende a cualquiera, quejarse de que nadie se reúne con él, no aceptar la mano de Sánchez e intentar meter miedo diciéndonos que viene Podemos a destrozar España y comerse crudos a los bebés que pillen… Como estrategia para gobernar la veo flojita… Y una piensa en la gente que ha votado al PP, que son como los angelitos negros, también los quiere Dios, y se imagina que tiene que hervir la sangre en esas venas viendo cómo las papeletas han pasado a ser una masa informe, de tan mojado que está ese papel… Aunque en botica hay de todo, y hasta habrá quien crea que Rajoy es algún tipo de iluminado, pero no alcanzo a entender como se explica esta táctica sin caer en pataleos y contradicciones de primer orden.

La incontestable verdad es que Mariano Rajoy no ha tenido valor, ni ganas, ni fuerza, ni arrestos para desarrollar su cometido, y si yo hiciera tal cosa, o cualquiera de ustedes, en nuestros respectivos trabajos nos pondrían en la calle más pronto que tarde… No hemos tenido la visión de futuro de Mariano, no hemos sabido enganchar el camino en que puedes cagarla, cruzarte de brazos, mentir y contradecirte sin que pase nada. Probablemente, para hacer tal cosa, hay que ser esa concreta clase de animal.

Técnica Superior en Integración Social, Graduada en Trabajo Social, Especialista Universitaria en Mediación, Máster Oficial en Género e Igualdad. Actualmente Doctoranda en CC. Sociales; investigadora...