Miguel de Unamuno, entre otras muchas cosas dijo: Hay que buscar la verdad y no la razón de las cosas, y la verdad se busca con humildad. Yo, que me devano los sesos buscando razones de mil cosas habría desechado la frase del viejo profesor si no le hubiera dado una oportunidad y un par de vueltas más.
Podríamos buscar las mil razones que han provocado que se produzca un hecho tan lamentable como el de la familia intoxicada en Alcalá de Guadaíra, pero la verdad, la que primero se advierte es esa, que se trata de un hecho lamentable. Se puede investigar de mil formas como esa familia llegó a tomar esa comida en mal estado; se puede y se debe analizar mucho porqué los servicios sanitarios consideraron que aquello no era un caso grave… Se puede apelar a los Servicios Sociales, a Cáritas, pueden buscarse responsables municipales, autonómicos, estatales… Podemos reclamarle a Mariano Rajoy su parte de culpa, total, va a ignorarla igual que todas las otras, podemos escribir al rey o a las Naciones Unidas.
Con lo cainitas que somos en este país no nos costaría nada señalar con el dedo a miles de culpables, a todos se les encontrarían sobrados motivos para ello. De esta forma podría acabarse concluyendo con una frase de mi filósofo predilecto que no es otro que Homer Simpson, y emularlo diciendo aquello de: Todos menos yo tenéis la culpa. Y ese es el problema de esta provincia, esta comunidad y este país, que todo el mundo tiene la culpa menos nosotros…
No pueden imaginarse lo culpable que me siento; la culpa indirecta, por pertenecer a esta sociedad es algo que a veces me resulta insoportable. Nada humano debería sernos ajeno y un hecho como este nos define de mil maneras, define nuestros servicios sociales, nuestras políticas de empleo, nuestras protecciones sociales, nuestra sanidad, nuestra calidad humana, nuestra solidaridad… Hay mil cosas que nos definen en el buen sentido pero cuando ocurre algo como esto todo se borra, la verdad es más humildemente dolorosa que esas razones que decía Unamuno que no había que buscar.
En la biografía que aparece en esta página pueden ver, que como tantas veces digo, que mi profesión no es la de periodista. Pretendiendo dedicarme a lo social no saben cuánto remueve un hecho como este, y no hablo de dramatismo barato. A diario pasan cosas terribles, denigrantes, lamentables que no son noticias ni ocupan horas de televisión, pero algo tan flagrante es como un terremoto que hace tambalear muchos cimientos.
En unas semanas nos habremos olvidado de todo esto, la vida sigue y es normal, lo que es muy triste es que la vida siga sin que hayamos aprendido ni remediado nada para que esta historia no se repita…