He hecho todo lo que se esperaba de mí: terminé el colegio con 17, la carrera con 21 y el máster con 22, este último en una universidad, privada y en Barcelona, por supuesto, «así se te abren todas las puertas». Todo lo que se esperaba de mí, con mis buenas notas, mi Erasmus lejos, «para conocer mundo», mis trabajillos para un dinero extra, mis proyectos paralelos a la carrera para hacer currículum y unas prácticas que cualquiera desearía hacer.

Después de hacer todo lo que me dijeron que me daría no ya una vida digna, sino la vida de mis sueños, el mejor contrato de trabajo que me ofrecen en cinco meses de búsqueda es de 400 euros al mes con jornada completa. «Te ha echado para atrás el dinero, ¿no?», dice la mujer de recursos humanos al otro lado del teléfono. No puede estar sorprendida de verdad, yo estoy sin palabras. La mejor oferta de trabajo en cinco meses. «Pero no te preocupes, que te van a formar. Es que eres ideal para el puesto», insiste la chica. Entonces pienso que nunca me habían llamado tonta a la cara de una forma tan directa, pero no soy capaz de decir nada.

CONTENIDO EXCLUSIVO

Puedes hacerte socio o registrarte gratis

Si estás registrado o eres socio inicia sesión

Periodista con la vista puesta siempre en Andalucía, el feminismo y los movimientos sociales. También ha pasado por El Periódico de Catalunya y Estadio Deportivo. En Twitter @victoriafloher