Un sumergible de notables y novedosas características científicas, técnicas y armamentísticas, vea si no algunas de ellas. Construido en acero y de forma fusiforme tenía unas considerables dimensiones para la época (22 m de eslora, 2,87 m de manga y 1,77 m de calado), su autonomía rondaba las 200 M y estaba capacitado para navegar a profundidades de hasta 30 m, pudiendo desplazar una masa de 77 t en superficie y 85 t en inmersión, a una velocidad de 10 kn. Unas extraordinarias prestaciones que conseguía gracias a sus dos motores eléctricos de 30 CV de potencia cada uno, alimentados con la energía suministrada por una batería de 613 acumuladores funcionando a 220 V. Por cierto, kn es el símbolo acordado por la Organización Internacional de Normalización (ISO) para la unidad nudo de la magnitud velocidad -utilizada tanto en navegación marítima, aérea y en meteorología-, y etimológicamente proviene de knot (“nudo”, en inglés).

Otras innovaciones submarinas de Peral

Además, entre otros, la nave iba equipada de nuevos instrumentos de su propia invención, tan útiles para la navegación como: un periscopio, tubo fijo sobre la torreta dotado de un conjunto de prismas que reflejaban la imagen del exterior sobre una mesa óptica; una brújula, que instaló en el techo de la torreta, de bronce, una aleación de cobre (Cu) y estaño (Sn) yunmaterial no magnético, para así aislarla en lo posible de las influencias del casco y el resto de aparatos eléctricos; un denominado aparato de profundidades, utilizado en la inmersión del submarino y que lo estabilizaba sin necesidad de utilizar lastres; y diversos purificadores de aire que posibilitaban alargar las inmersiones. Pero no todos los instrumentos estaban encaminados a la mejor navegación de la nave, Peral también fue innovador en el terreno armamentístico y lo dotó de un tubo lanzatorpedos de 360 mm que colocó en la proa. Uno con sendas tapas herméticas en cada extremo, dotado de un mecanismo de carga y recarga sencillo y rápido, que permitía disparar los torpedos estando sumergido y, por primera vez en la historia, atacar a distancia a los buques enemigos.

El submarino Peral. Pruebas técnicas y éxitos rotundos (1888, 1889, 1890)

En los meses siguientes a su botadura del 8 de septiembre de 1888, y a lo largo de 1889 y 1890 se le sometió a todo tipo de pruebas, siguiendo un protocolo oficial establecido, que se llevaron a cabo en el dique seco n.º 2 del Arsenal de la Carraca en San Fernando (Cádiz) y en aguas de la bahía. Las mismas demostraron que “era capaz de navegar en inmersión y evolucionar de acuerdo con las órdenes de su comandante, mantener sin problemas la dirección y la profundidad prefijadas, así como atacar a cualquier buque de superficie sin ser visto”. Peral junto a los diez tripulantes efectuaron, muy satisfactoriamente, cuantas pruebas se le exigieron: navegó dentro y fuera del agua; en la bahía y en alta mar; disparó torpedos sumergido y en superficie; realizó ejercicios tácticos de ataque y defensa, diurnos y nocturnos; incluso participó en un simulacro de ataque contra el acorazado Cristóbal Colón, en el que destacó por sus prestaciones. Sin contar, no lo olvidemos, que era la primera vez en el mundo que se utilizaba la electricidad como sistema de propulsión submarina, un campo en el que el cartagenero era ya un experto pionero.

El submarino Peral. Desinterés oficial y cancelación del proyecto (1891)

Ni que decir que estas pruebas en la bahía de Cádiz fueron presenciadas por periodistas españoles y extranjeros, y por buques de guerra de todas las marinas del mundo, que saludaron con honores militares las maniobras y elogiaron las novedades tecnológicas “del Peral”. Un indiscutible éxito del prototipo y unos merecidos elogios de la prensa que en nada lo convirtieron en un todo héroe popular para, estas cosas pasan, pronto caer en desgracia. Sin que se sepan las razones, o sí vaya usted a saber, comenzaron a producirse una serie de sucedidos extraños o cuando menos sorprendentes, vea algunos y juzgue. Para empezar, durante las pruebas, ninguna autoridad civil ni militar española estuvo en Cádiz esos días, como lo lee, ninguna, ni el menor interés; es más, de hecho, a pesar de los extraordinarios resultados obtenidos y del informe favorable por parte de la Junta de Valoración, el programa del sumergible fue cancelado por la Armada y el Gobierno español, qué me dice.

El submarino Peral. Desprestigio mediático y licencia militar (1891)

Pero no quedan ahí las sorpresas, al poco tiempo la prensa comenzaba una campaña de desprestigio contra el militar, sin ningún tipo de fundamento, que le obligaron a pedir la baja de la Armada y dedicarse a aclarar la realidad de su situación. El 5 de enero de 1891 recibía la licencia absoluta y poco después publicaba en el periódico satírico El Matute un manifiesto, que tuvo que costear de su propio bolsillo, a fin de restablecer su prestigio dañado. Ni que decir tiene que, probablemente, tras todas estas maniobras subyacen oscuros intereses nacionales e internacionales, civiles y militares, aunque no debemos pasar por alto esa singladura de desgracias que a lo largo de su vida surcó nuestro protagonista y de la que le hablé en la entrega anterior; recuerde el primer puerto de la misma en el que atracó, el desafortunado sucedido de la verruga con el barbero filipino, pues éste del submarino bien puede ser el segundo. (Continuará)

Catedrático de Física y Química jubilado. Autor del blog 'Enroque de Ciencia' (carlosroquesanchez@gmail.com)