Jane Goodall durante la presentación en el Festival de Cine Europeo de Sevilla
La científica Jane Goodall presentó ayer en la Casa de la Ciencia de Sevilla el documental autobiográfico El viaje de Jane, incluído en la sección Eurodoc.

Jesús Benabat. No es precisamente por la calidad de algunas películas seleccionadas a competir por el Giraldillo de Oro la razón de este titular algo ambiguo. El único primate que ayer domingo hizo presencia en el foro del Festival de Cine Europeo de Sevilla fue de peluche y pertenecía a Jane Goodall, a la que acompañó a lo largo de toda la rueda de prensa que la famosa primatóloga impartió en la Casa de la Ciencia de Sevilla.
El viaje de Jane, un documental seleccionado para competir en la sección Eurodoc y dirigido por Lorenz Knauer, nos retrata la frenética actividad de una mujer de 76 años que no cesa de luchar por los derechos de nuestros hermanos los chimpancés, así de como todos los que los rodean. Goodall es una científica reconocida internacionalmente por sus investigaciones sobre los chimpancés en el Parque Nacional de Gombre Stream, Tanzania, en los que ha descubierto una naturaleza muy semejante a la de los seres humanos, con sentimientos y personalidad propias.
La veterana científica no dudó en expresar su felicidad por el alcance del documental, declarando que: «aunque viajo 300 días al año, el mundo es demasiado grande para mí y este documental permitirá que se traslade mi mensaje allí donde yo no puedo estar”.
Un mensaje comprometido que trasciende el ámbito en el que trabaja y lo lleva a otras dimensiones que preocupan a la activista. De hecho, la propia Goodall, dentro del Instituto que lleva su nombre, forjó el movimiento Roots&Shoots, un programa educativo que fomenta el respeto y la empatía por todos los seres vivos y que promueve el entendimiento entre todas las culturas y creencias; presente en más de 120 países y con más de diez mil grupos de trabajo.

Domingo pausado

Pero no sólo hubo primates este tercer día de Festival. La directora francesa Yasmina Reza y la actriz Carmen Maura presentaron en el Teatro Lope de Vega Chicas, una comedia en torno a la familia que participa en la Sección Oficial del Festival. También incluída en esta sección, La mujer con la nariz rota sirvió como excusa para que su director, el serbio Srdjan Koljevic, acudiese a Sevilla a presentarla ante la prensa como una «historia para transmitir esperanza».

Por otro lado, las películas que pudieron verse ayer brillaron por un ritmo pausado aunque con un planteamiento no por ello menos radical. De dioses y hombres, la película nominada a los European Film Academy y ganadora del Gran Premio del Jurado en Cannes, nos trasladó a un remoto monasterio del Atlas donde ocho monjes resisten los embites de la realidad circundante con el sosiego que el lugar parece emanar. La cinta, aunque comedida y extremadamente contemplativa, nos dejó algunos momentos de verdadero buen cine apoyado por unas interpretaciones excepcionales.

También pudo visionarse ayer el documental danés Armadillo, un interesante relato del sinsentido de la guerra y la difícil posición de esos peones invisibles, los soldados, en un juego de intereses que a ninguno de ellos incumbe. Su director, Janus Metz, sembró la polémica en Dinamarca por esta propuesta sin concesiones que únicamente pretende hacer notar la desorientación de esos jóvenes que acuden a la guerra sin una idea exacta de lo que allí se juega. Las ansias de aventuras o la exhaltación del espíritu de equipo parecen ser sus motivaciones. Lo realmente triste es que sus vidas quedan truncadas para siempre por el horror presenciado. Todos, al fin, vuelven al lugar al que nunca debieron acudir.

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