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El nuevo rey cumplió ayer con la vieja tradición. En prácticamente todos los países de Europa, reyes y Jefes de Estado se dirigen a la nación en Fin de Año. En España, desde 1975, el discurso del rey se produce en Nochebuena. Con ello, Juan Carlos I quería diferenciarse de su antecesor, el dictador Francisco Franco, que realizaba su alocución la noche del 31 de diciembre.

El de anoche fue un discurso esperado. Al estreno del monarca se unía la expectativa de que el Rey se refiriera de manera explícita a la imputación de su hermana, la infanta Cristina. La alusión no se produjo de manera directa. Ésta se insertó de manera velada en la denuncia de la corrupción política en todas sus vertientes a la que respondió con un contundente “Debemos cortar de raíz y sin contemplaciones la corrupción”.

El contenido del discurso del rey se dividió en cuatro bloques temáticos. Los tres primeros respondían a identificar los problemas que más preocupan a los españoles en la actualidad: corrupción, economía y el independentismo catalán. El último bloque fue un canto a la esperanza, la expresión del convencimiento del monarca de que con esfuerzo superaremos todas las adversidades.

Entre la identificación de los problemas sociales y el mensaje de ilusión del final, Felipe VI se refirió a los actos de abdicación y proclamación del pasado mes de junio. Una sutil estructura que identifica a la Corona como el puente entre los problemas y las soluciones.

En sus referencias a “la situación que se vive actualmente en Cataluña” fue mucho más claro que con la imputación de su hermana. “Me duele y me preocupa que se puedan producir fracturas emocionales”, expresaba el monarca.

El bloque de Economía estuvo protagonizado por la expresión de su preocupación por el desempleo, “la lucha contra el paro debe continuar siendo nuestra gran prioridad”. Por primera vez en 40 años el discurso del rey no ha contado con una alusión a las víctimas del terrorismo.

Felipe VI pronunció su primer discurso de Navidad como rey de España desde un salón del Palacio de la Zarzuela decorado para la ocasión. Sobre una mesa auxiliar, una foto con la Reina Letizia de la que muchos tuiteros criticaron su pretendida espontaneidad, algo poco creíble cuando se desarrollaba en el interior del avión privado de los Reyes. Al lado, un retrato de la nueva Familia Real en las escalinatas del Palacio de Marivent en Palma de Mallorca. Durante la referencia del monarca a su proclamación el 19 de junio las cámaras enfocaron una foto que recogía el acto de abdicación de Juan Carlos I. 

Historiador y Periodista. Cuando era pequeño se dio cuenta de que lo suyo era contar historias. Le da igual si sucedieron en otro siglo o hace cinco minutos. En Sevilla le enseñaron a amar el mito, en...