«Por fin he dado con el vestido de mi vida». Con este tuit y cuatro fotos, nos ha sorprendido esta mañana Ana Morgade. Acompañado de un texto en el que la cómica ha explicado lo sometidas que estamos las mujeres al «para lucir hay que sufrir» y, es que ella ya no puede más. Por eso, se ha presentado en la alfombra del Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci) con, nada más y nada menos, que un portatrajes.

Y qué bien le queda. «Orgullosa y feliz con un traje que no me aprieta, no me tira, no me asusta, y que representa lo que soy, mejor o peor: una comediante». En un momento histórico en el que los cánones de belleza asfixian tanto y lo superficial se ha transformado en el foco central del espectáculo, reivindicaciones como estas suponen un soplo de aire fresco. 

En su publicación Morgade reivindica algo lo fundamental de comprender que nuestros cuerpos no son los equivocados, si no que nuestra actitud es la errónea. Crecemos en una sociedad heteropatriarcal de la mano, por desgracia, de una educación víctima de ella que nos enseña que hay que ser inteligentes y listas, pero, antes que nada, guapas. Por ser mujeres. Se nos exige simplemente por nacer siéndolo. Un cuerpo «heteronormativo». El cuerpo «perfecto». Son dos productos de la sociedad actual que nos hacen sentir que nuestra figura «terriblemente mal hecha», como bien se dice en el post

La reivindicación de la humorista pone punto final explicando el por qué de su decisión: «Dándole vueltas de madrugada, rumiando qué lucir esta vez, pensé: si es que me queda mejor la bolsa que el traje… Y voilà. Aquí me tienen, señoras. Orgullosa y feliz, con un traje que no me aprieta, no me tira, no me asusta, y representa lo que soy, mejor o peor: una comediante. ¿Y saben qué? Es la primera vez que no me apetece ponerle filtros a la foto». 

Evidentemente, las respuestas a su tuit no se han hecho esperar. Las reacciones son diversas y variadas, abriéndose debates entre las usuarias a cerca del cuerpo de Morgade: