daniel-gallardo-12nov16

Imagine que está esperando en una estación a que llegue su tren. Al cabo de unas horas pasan varios, pero usted sigue ahí, ya que o pasan de largo porque la estación no es lo suficientemente importante o, porque los que han parado, decide no tomarlos al no saber adónde le llevarán. No sabe qué hacer.

Esta historia, de una manera muy simple, ilustra lo que hemos estado viviendo en España últimamente. Día tras día, semana tras semana, una infinidad de vaivenes políticos que no llevaban a ninguna parte han hecho que muchas buenas oportunidades para el futuro de nuestro país hayan pasado ante nuestros ojos sin ser aprovechadas.

El vaivén más grande ha sido la lucha de poder dentro del PSOE y su posterior desmoronamiento. Un partido que, históricamente, ha sido clave en la democracia española y que, además, se ha preocupado por darle solución a muchos de los problemas de una gran parte de nuestra sociedad.

Sin importar cuál sea tu partido político o ideología, creo que este suceso tiene que ser visto como una tragedia para nuestro país. Y no digo esto porque sea partidario de los que han sido sustituidos, o contrario a los autoproclamados salvadores del PSOE, sino porque las decisiones clave que se toman en el país y que afectan a los trabajadores españoles (los que de verdad importan) dependen en gran parte de un partido que tiene el 25 por ciento de los asientos en el Congreso de los Diputados. ¿Cómo vamos a ponernos de acuerdo en asuntos de Estado, si un partido con tantos escaños está dividido?

Bueno, da igual, tampoco es tan importante si, finalmente, el PP ha conseguido formar gobierno, dirán algunos. Por desgracia, esto no es así, ya que nuestra democracia funciona si en las Cortes Generales nuestros políticos se ponen de acuerdo. Hay decisiones muy importantes para nuestro país en materia de educación, salud y pensiones que se van a tomar en los próximos meses como consecuencia, entre otras razones, de nuestras obligaciones con la Unión Europea. Si la clase política no es capaz de dar una respuesta al unísono, los efectos negativos los vamos a sentir durante muchos años.

Y, como siempre, ¿quién va a sufrir más las consecuencias? Pues el ciudadano de a pie, el que madruga todos los días para ir a trabajar por un salario miserable, el que tiene que hacer malabares para conciliar largas horas de trabajo con las responsabilidades del hogar, el que lleva años buscando trabajo y no encuentra nada, el que acaban de echar del trabajo y espera encontrar algo, el que se prepara en una academia para mejorar su inglés y probar suerte en el extranjero, o usted que está leyendo esto.

Siguen pasando las horas en la estación, cada vez hay menos gente alrededor, empieza a hacer frío, no es una situación agradable. De repente, un tren se acerca con un destino que no le convence. A pesar de las dudas, al final decide tomarlo y, nada más sentarse, tiene una extraña sensación, algo le dice que este no es el camino correcto. Pero no se preocupe, no tiene la culpa de haber tomado esa decisión después de llevar tanto tiempo esperando algo que no llega por circunstancias que escapan a su control. Unas circunstancias parecidas a las que han propiciado la formación de nuestro nuevo gobierno, y que un pequeño grupo de personas en el PSOE podría haber sorteado, si su avaricia y ansia de poder no se hubiese interpuesto al bienestar del pueblo que dicen representar.

De padres gaditanos, nació en la Alemania dividida de 1987. Lo único que tiene claro es que la humildad y el olor de su tierra no se le han olvidado y que, a pesar de que cada región es especial en...