Es fascinante la capacidad de este país de seleccionar un tema y quemarlo hasta la saciedad más extrema, hasta el punto en el que parece que durante días en el mundo no pasa nada más que ese hecho.

El terrible desenlace de una quedada exenta de buenas intenciones parece haber aportado a los medios de comunicación los suficientes argumentos para apalear a la Liga de Fútbol Profesional y a la Federación Española de Fútbol. Pero lo cierto es que dentro del saco de la hipocresía de los clubes para/con los ultras también se encuentra este periodismo deportivo que desde hace tiempo ha adquirido tintes que oscilan entre el rosa y el amarillo.

Esta vez la pelea no acabó como suele acabar, en el ladillo de algún periódico que se haga eco de algún «disturbio» entre aficionados. La crudeza y el salvajismo de la realidad ultra se ha destapado, si algo quedaba por destapar, sola saldándose con víctimas. Ahora todos los dedos apuntan a los clubes que no han hecho nada por reprimir a su banda «terrorista» particular. Y es que es cierto que estos clubes se han sentido cómodos con los ultras cuando éstos no han ido en contra de sus dirigentes, y cuando desde ningún medio de comunicación se les ha señalado dicha actitud permisiva a pesar de ser conscientes de la agresividad de muchos hinchas.

Este país funciona así, acumulando tiritas hasta que la herida se infecta. Es de cultura popular conocer cómo se las gastan estos lobbies, cualquier persona que esté en el mundo y que le interese el fútbol conoce aunque sea de oídas algunos cánticos malnacidos que resuenan en ciertas gradas con total impunidad. Entradas gratis, favoritismos y concesiones a un sector muy concreto de la afición que ensucia los colores que viste. Después para los fieles, pacíficos y leales abonados no hay nada sólo y exclusivamente porque chillan menos.

Pero como digo, esto no es la fórmula de la Coca Cola. Todos y cada uno de los actores de esta trama tenía conocimiento de que esto ocurría, sin asesinatos pero con intenciones. Los clubes desde su posición egoísta no han visto pertinente denunciar a la gallina de los huevos de oro. Al igual que los medios, entre los que me incluyo, no hemos sabido denunciar a tiempo ni con la suficiente fuerza estos actos violentos, sean verbales o físicos, que pudren a un deporte. Pero por supuesto a todos por igual, que ya conocemos a cierta prensa capitalina que barre para casa mientras señala y ridiculiza siempre a los mismos y si son de Sevilla, mejor que mejor.

Licenciada en Periodismo por la US. Sus primeros pasos fueron como reportera y locutora para los informativos locales. En prensa escrita sus informaciones se han seguido en Estadio Deportivo y en ElDeporteFemenino.com....