Basilea y Sevilla FC protagonizan un partido manso y de pocas ocasiones, que deja la eliminatoria a la suerte del Sánchez-Pizjuán.

Sevilla FC y Basilea decidieron que el pase a cuartos de final se decida la semana que viene en el Ramón Sánchez-Pizjuán, después de protagonizar un partido tibio y sin apenas ocasiones, en el que pudo más el miedo a no perder que el premio de ganar. Ni el Basilea apretó como se esperaba ni el Sevilla se prodigó arriba en exceso, dando la sensación que ambos equipos jugaron siempre con el choque de vuelta en la cabeza, demasiado, incluso.

El partido no comenzó con turbulencias como tal vez cabría esperar. Lejos de salir en tromba, el Basilea se mostró prudente, prefiriendo asegurar su portería y no lanzarse a lo loco al ataque tan pronto. El planteamiento le pudo salir redondo, porque al poco de comenzar, en el minuto seis, tuvo una clarísima ocasión de gol, con un cabezazo del espigado Janko que se fue por muy poco. En realidad ésa fue la acción más significativa de una primera parte plana en la que los ataques tuvieron muy poco protagonismo, pudiendo más el respeto mutuo que la determinación de ir de verdad a por el rival, si bien fue el Sevilla quien más tuvo el control del balón.

El Sevilla, que salía con David Soria en la portería y un once de gala con Gameiro en punta, se mostraba fundamentalmente en acciones a balón parado, porque al Basilea le costaba frenar a los atacantes nervionenses en la línea de tres cuartos. Sin embargo, ni con faltas ni con saques de esquina los hombres de Unai Emery eran capaces de poner en problemas a Vaclik.

Ambos equipos se iban al descanso con la sensación de que tenían que meter una o incluso dos marchas más para romper el empate. El Basilea saltó más decidido en la reanudación y cuajó unos primeros diez minutos en los que por momentos metió al Sevilla en su campo, generando ocasiones claras, sobre todo una de Bjanarson, que desperdició un remate con todo a placer. Pero el Sevilla reaccionó, retomó el dominio del juego y pudo adelantarse con una fantástica jugada de Banega y N’Zonzi, que el francés no culminó por poco, en parte por una gran intervención de Vaclik.

Emery buscó agitar el encuentro sacando con mucho tiempo por delante a Konoplyanka por Vitolo. El ucraniano se dejó notar, metiendo mucho desequilibrio, y tanto él como Gameiro comenzaron a pisar área con mayor frecuencia. Llorente entró poco después por el punta francés. En el tramo final el único que lo intentó fue el Sevilla, aunque nunca se terminó de soltar. El Basilea se metió bien atrás, optando por conservar el empate y ofreció pocas opciones. Para colmo a cuatro del final N´Zonzi vio la segunda amarilla, muy rigurosa, y al Sevilla le tocó resistir con diez los últimos minutos. No obstante, ni siquiera en superioridad numérica el Basilea fue capaz de meter miedo al conjunto de Unai Emery. El empate, justo porque ninguno de los equipos mereció mayor premio, lo deja todo abierto para el partido de vuelta en el Sánchez-Pizjuán.

Crónica facilitada por el Sevilla FC